Fuente: "La salsa de San Mamés" por K-Toño Frade (1986)
Muchas fiestas se celebraron en el histórico San Mamés, pero yo creo que la más hermosa de todas ellas fue "La Fiesta del Niño". ¡Cuántos niños de aquellos son hoy "forofogoitias" del Athletic! Probablemente en aquella fiesta fue la primera vez que pisaron San Mamés. Ese trozo de "Bocho" que luego sería para muchos de ellos escenario de alegrías y penas por sus colores rojiblancos.
La "Fiesta del Niño" era organizada por el Ayuntamiento del "Bocho", y era un gran acontecimiento. Por la mañana se celebraban actos en escuelas y colegios con espiches y rollos "a punta de pala" y nos obsequiaban con unos secantes anunciando el "jarabe de Orive" para la tos con una cara que reía, le dabas vuelta y lloraba. Fueron muy populares: luego recreo a todo pasto y a comer... cada cual en su casa. Por la tarde a San Mamés donde se celebraban los actos multitudinarios.
¡Qué guapas iban las chavalas con sus "choris" en la cabeza! Cada escuela o colegio, tenía su color de "chori". Mi buena madre, les enseñaba a las chavalas del barrio a construir sus "choris". Se hacían con papel de seda "de a gorda el pliego".
San Mamés en la "Fiesta del Niño" registraba el lleno de la temporada. Lanzamiento de globos grotescos de papel ante el regocijo y vocerio de los casi quince mil chavales alli congregados. Luego tablas de gimnasia rítmica, atletismo, deportes y danzas vascas para finalizar con el tradicional partido de fútbol entre los equipos de la Escuela de Ingenieros de La Casilla y la Universidad de Deusto. Era una especie de La Oxford-Cambridge, pero en fútbol. Pasábamos una gran tarde. Para merendar nos obsequiaban con un "richi" y lonchas de chorizo. "Gran jefe" de este servicio era don Joaquín de Bedialauneta, hombre bueno y conserje de las escuelas de Indautxu. El mejor sitio para guardar este bocadillo era la barriga, pues a la menor distracción ya te lo había "pispao". Los niños ocupábamos todas las localidades sentadas. La general estaba reservada para los "papis", abueletes, tíos, primos y demás parientes. El llenazo era impresionante. Era una gran jornada que coincidía con la primavera cuando estaba en todo su esplendor. Y así, a grandes rasgos, celebrábamos los chavales bilbaínos la "Fiesta del Niño" en el histórico San Mamés, allá por los años veinticinco. Muchos años celebró "el Bocho" la "Fiesta del Niño". Y para terminar, recordaré que, en los actos escolares de la mañana de la "Fiesta del Niño", cantábamos con nuestras angélicas voces y dirigidos por los "profes", las más cursis canciones del "Cancionero escolar". El estribillo de una de ellas era el siguiente:
Vuela perdido, vuela perdido,
derramando en la noche,
tristes suspiros.
Nosotros lo interpretábamos así:
"Vuele" a podrido, "vuele a podrido",
derramando en la noche,
tristes suspiros.
El "vuele" a podrido, nos salía bordado, y pasaba. Nuestro regocijo era inmenso.