Álvaro Arbizu Campo, responsable de la Unidad Interna en el Departamento Jurídico del Banco de España
Álvaro Arbizu Campo (Bilbao, 1984), nació en la clínica Guimón. Muy pronto sus aitas, Goyo y María José, le llevaron a vivir a Deusto, a la calle Blas de Otero, donde disfrutó de su niñez hasta los diez años antes de irse a vivir a Getxo. Estudió en Urdaneta y a los dieciocho años comenzó sus estudios en la Universidad de Deusto donde se graduó en Derecho Económico.
martes, 3 de mayo de 2022
Pienso diariamente en el Athletic
Artículo publicado por Tomás Ondarra en el número de Mayo de 2022 del periodico Bilbao
De aquellos primeros años no se olvida de la Cervecera de Deusto, de los pollos y de los bocadillos de salchicha y de la panadería de Pepín, que tenía el póster del Athletic de la temporada 1992-93, y que con ocho años se aprendió perfectamente la alineación, que aún hoy recuerda.
Con veintitrés años se trasladó a Madrid para estudiar un Master de Urbanismo y ordenación de Territorio en la CEU San Pablo y nada más terminar, comenzó su carrera profesional en el Despacho de Garrigues.
A finales de 2009 cambió de despacho para trabajar en Baker & McKenzie abogados, tres años más tarde fichó por GTA Villamagna Abogados y en 2016 sacó la oposición para ser letrado en el Banco de España, donde actualmente es responsable de la Unidad Interna en el Departamento Jurídico.
Álvaro Arbizu, lleva quince años en Madrid, pero siempre que puede y le permite su trabajo viene a Bilbao, generalmente haciendo coincidir su fin de semana con el partido del Athletic en San Mamés. “Desde la pandemia es un poco más fácil estar en Bilbao. Teletrabajamos dos días a la semana y suelo hacerlos coincidir en viernes y lunes para estar cuatro días”.
Destaca la impersonalidad de Madrid respecto a Bilbao, “aquí no es tan fácil encontrarte con un conocido”, y disfruta de la independencia que en ese sentido le proporciona la capital madrileña. A Álvaro, paseante solitario, le encanta caminar y observar la ciudad caótica y estresante en la que le ha tocado vivir. Largos paseos por la Gran Vía, plaza de España, Fuencarral intentando encontrar su sitio, imprescindible para sobrevivir en una gran ciudad y se desahoga, todas las tardes, en los entrenamientos de boxeo.
Cuando llega a Bilbao vuelve a sentir la sensación de humedad, del aire puro, la brisa junto al mar, el verde que tanto le falta en Madrid, “necesito visualizar el verde”, comenta.
Lo que no perdona Arbizu es el pintxo de merluza en la cafetería Olimpia, ni los pintxos del Mugi en Pozas donde se vuelve a encontrar con su cuadrilla bilbaina.
Sus horas de ocio las divide entre el Puerto Viejo de Algorta, imprescindible el bar Itxasbide, paseos por Zugazarte, recorridos junto a la Ría y el poteo por el centro de la capital bilbaina. Estoril, Huevo Frito, La Viña de Judas, recién reinaugurada como La Viña de Abelardo, el restaurante Abando y el Txocook también se encuentran entre sus preferencias. “¿El Athletic?, el Athletic es muy importante. Pienso diariamente en él”. Socio desde muy niño recuerda como si fuera hoy el primer día que su aita le llevó a San Mamés. “Fue el 18 de febrero de 1993, en el amistoso contra el Milán de Capello. El Milán llevaba 55 partidos sin perder y nosotros le ganamos 2-0 con Jupp Heynckes de entrenador. Mi aita me compró un gorro rojiblanco y una trompeta”.
Recuerda también su encuentro con Heynckes en el Eroski de Leioa, y como el entrenador le firmó un autógrafo.
Álvaro viaja habitualmente a los desplazamientos del club rojiblanco. Sevilla, Valencia, Barcelona… “Desde Madrid es más sencillo desplazarte y siempre que puedo allí estoy para ver al Athletic”. Confiesa también, que cuando le toca ver el partido por televisión, esas dos horas son como estar en Bilbao, “es un bálsamo, recuerdo de dónde soy, de dónde vengo y me traslada a mis orígenes”.
“¿Volver a Bilbao? Me encantaría, pero no es sencillo en estos momentos, por mi puesto de trabajo”.