Andrés Cañada, trabajador de Tecnalia
Andrés Cañada nació en el centro Bilbao en 1988. Inició sus estudios en el Colegio Francés y los continuó en Urdaneta. Sus primeros recuerdos los sitúa en el parque donde se encontraba la antigua fábrica y cervecera de La Salve; y sus segundos recuerdos, en el parque de los patos, también llamado parque de Doña Casilda. De Andrés también se acordarán los patos. Recuerda cómo les daba pan y, cuando los patos devoraban las migas, él les agarraba con sus manos, se los colocaba en su regazo y los acariciaba mientas el pato asustado parpadeaba sin parar. Recuerda los fines de semana con la cuadrilla por Olabeaga, y las visitas a los cines Ideal y Capitol.
miércoles, 5 de mayo de 2021
“Bilbao no tiene comparación”
Artículo publicado por Tomás Ondarra en el número de Mayo de 2021 del periodico Bilbao
Andrés Cañada dejó su Bilbao para ir a Vitoria a estudiar Farmacia en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU); de Vitoria a Madrid, de Madrid a Bilbao, y vuelta a Madrid, donde realizó entre 2016 y 2018 un máster MBA en el IESE Business School de Madrid. A día de hoy, Andrés trabaja para la empresa vasca Tecnalia.
Si no fuera bilbaino, Andrés sería romano. Desde el Erasmus en Roma, Andrés vuelve dos y tres veces al año a la capital de Italia; allí se encuentra como en casa y reconoce que “estar en Roma es como estar dentro de una película; además, cada vez que llegas es una sensación distinta y maravillosa”.
“Cuando vuelvo a Bilbao visito La Viña, qué buen txangurro; el Górliz, para comerme la mejor tortilla y… una cerveza de La Salve”. En esta etapa pandémica que nos está tocando vivir, Andrés tiene clarísimo las dos cosas que le gustaría hacer cuando la vida vuelva a la normalidad. Lo primero volver a San Mamés a ver a su Athletic; la segunda, volver a disfrutar con su cuadrilla de toda la vida de las mejores fiestas del mundo, nuestra Aste Nagusia. “Estar con la cuadrilla de txosna en txosna no tiene nombre”. Se le ve feliz cuando lo dice y orgulloso de cómo las fiestas de su ciudad enamoran a los visitantes.
“Lo del Athletic es un sentimiento”. Recuerda cómo de niño fue abonado en la esquina infantil de la Tribuna Norte con Preferencia, y muy pronto pasó a ser socio, también, de la Tribuna Norte. Le gusta ver los partidos en solitario, lo pasa mal, muy mal y recuerda como en la anterior Supercopa que ganaron los rojiblancos el partido de vuelta lo vió en Bangkok de madrugada, en solitario y pidiendo a los bares que le pusieran el partido en la televisión. “Cuando marcó Aduriz, me fui al hotel, cerraba el bar y ya no tenía donde verlo”.
A Andrés el Athletic le acompaña allí donde esté, y también su ciudad. “Madrid tiene muchas cosas para mucha gente; Bilbao tiene muchas cosas para poca gente. Eso es calidad de vida”, define Andrés a las dos ciudades.
Un bilbaino busca el bilbainismo allí donde se encuentre y Andrés es uno de los pocos afortunados que en Madrid disfruta de un txoko, un txoko que comparte también con la peña del Athletic Somos diferentes, una de las más recientes, cuyo padrino es Aritz Aduriz. Comenzaron en 2016, llevados por la euforia de la Supercopa y la cuadrilla continúa con sus actividades. Desplazamientos a partidos, conferencias con ex entrenadores y ex jugadores… Marketing moderno y creativo, son diferentes. “A la gente que visita la peña y que no es del Athletic le sorprenda que nos visiten jugadores o ex jugadores. En sus equipos esto sería impensable. Por eso, entre otras cosas más, somos diferentes”.
Andrés el sábado volvió ver la final contra el Barcelona en el txoko madrileño, esperando que sea la última final del Athletic que tenga que ver por televisión.