Fuente: sanmiguel.es (08/01/2020)
José Ángel Iribar formó parte de la plantilla del Athletic durante 18 temporadas, todo un record de longevidad en una portería. Sin embargo, en la temporada en 72-73 una grave enfermedad le apartó de ella durante más de 90 días. La desgracia tuvo en vilo a la afición zurigorri y, prácticamente, a todo Bilbao.
A principios de enero de aquel año, Iribar empezó a sentirse mal y a tener fiebre. En un primer momento le diagnosticaron amigdalitis críptica. El ‘Txopo’ descansó durante unos días y después volvió a entrenar. Incluso se fue hasta Atenas a jugar un partido con la Selección.
A su vuelta, sin embargo, las cosas empezaron a torcerse. Iribar se encontraba cada vez peor y los médicos del Athletic decidieron ingresarle. Tras realizarle las pruebas pertinentes, estas revelaron que tenía fiebres tifoideas, una grave enfermedad que en 1922 había acabado con la vida de Rafael Moreno ‘Pichichi’.
Por si esto fuera poco, la enfermedad se complicó aún más por culpa de una hemorragia digestiva que dejó a Iribar sin glóbulos rojos. Para recuperarse, el genial portero necesitó transfusiones de sangre de unos trabajadores de unos grandes almacenes de la Gran Vía.
Felizmente, el tratamiento funcionó y la enfermedad remitió veinte días después. Iribar reconoce que fueron las tres semanas más duras su vida. No en vano llegó a temer por ella. Con 15 kilos menos en su cuerpo, el arquero necesito tres meses para su recuperación. Se dice que durante todo ese tiempo en Bilbao no cesaron las misas en su honor.