sábado, 3 de febrero de 2018

Érase una vez: Julen Guerrero

Artículo publicado por Theoscar Mogollón (@Theo_Mogo) en www.thelinebreaker.co el 26/01/2018


Fidelidad. ¿Qué es eso? La fidelidad es una noción que en su nivel más abstracto implica una conexión verdadera con una fuente, algo que está vinculado con la lealtad y la atención al deber. Eso, sin duda, aplica tanto en la vida como en el fútbol. Pero ¿cuántos ejemplos de fidelidad han dejado una huella imborrable en los fanáticos del balompié? Érase una vez un león que supo conquistar a toda una manada en tierras vascas: Julen Guerrero.

En Bilbao se vive el fútbol de una manera totalmente diferente. El Athletic tiene una filosofía muy especial, pues con ellos solo pueden jugar futbolistas provenientes de las categorías inferiores. Es por ello que “Los Leones” son considerados más que un club de fútbol: es un sentimiento de fidelización hacia una institución de la que todos los vizcaínos y gran parte del resto de los vascos sienten parte suya.

La historia rojiblanca es tan rica y numerosa como su afición. Grandes nombres han quedado con el pasar del tiempo, y cómo no va a ser así con un club que en más de cien años de vida no ha descendido nunca y es el más ganador de la Copa del Rey. Leyendas como Pichichi -nombre con el que se reconoce al máximo goleador del torneo español- y Zarra -tercer máximo goleador en la historia de LaLiga- salieron de la fábrica Bizkaia.

El Rey León de los 90’s

Nacido en la localidad vizcaína de Portugalete, cerca de Bilbao, Julen Guerrero comenzó a dar sus primeros pasos dentro del club con apenas 8 años. Habría que revisar los libros de historia para saber cuántos futbolistas han estado ligados a un club durante tanto tiempo. El mediapunta fue abriéndose paso por las inferiores con un ascenso increíble, algo nunca visto en tierras vascas.

Poco a poco fue quemando etapas. En un año bastante rápido para él, pasó de jugar con los juveniles a ser parte del Bilbao Athletic -en aquel entonces jugaban en Segunda División A-, todo durante la misma temporada. Pocos meses después, en el verano de 1992, Julen hizo pretemporada con el primer equipo a sus 18 años. “La perla de Lezama” estaba lista para encarar su primera campaña en Primera División.

El 20 de septiembre de ese mismo año, anotó su primer gol con los rojiblancos en la victoria 4-2 sobre el Rayo Vallecano. Julen fue una de las sensaciones de la temporada, convirtiéndose en un mediapunta con bastante olfato goleador, pues en 37 partidos movió las redes en 10 ocasiones. En cuestión de cuatro meses, pasó de la Sub-21 a la Selección Absoluta de España. Contaba con 19 años recién cumplidos.

Su mejor marca goleadora en LaLiga la consiguió en su segunda temporada, 93/94, registrando 18 tantos. Llegar al doble dígito fue una constante en ese joven león que ya era amado por la afición en San Mamés. Goles iban y venían, sin importar el estadio. En abril del 94 fue capaz de anotar hasta en cuatro oportunidades en la victoria 7-0 del Bilbao sobre el Sporting Gijón.

Ya en 1995, Julen era uno de los futbolistas españoles mejor cotizados del momento. Barcelona, Lazio, AC Milan estaban dispuestos a pagar su cláusula de recisión, hasta el Real Madrid le ofreció un cheque en blanco. Pero ¿qué pasó? El León prefirió quedarse en casa y firmó un contrato histórico que lo ligaba con la institución hasta 2007. El equipo de sus amores lo mantendría, prácticamente, de por vida.

El inesperado declive

Julen siguió haciendo lo suyo dentro del campo. Con la Selección Española no tuvo tanto éxito, pues solo jugó tres partidos entre los mundiales del 94 y del 98. Los aplausos y las alegrías seguían estando en San Mamés, con su gente. Y así fue. Anotar un gol contra el Deportivo La Coruña que significó la clasificación a Europa o los tantos ante la Juventus y el Galatasaray en la misma Champions, fueron de los recuerdos más bonitos que dejó a la afición.

¿Y qué cualidades presentaba el eterno “8” para ser un jugador tan mediático para la época? Era un ambidextro muy hábil, con un gran desborde de cintura y una gran pegada a portería, tanto en el remate como a balón parado. ¡Cuántos goles llegó hacer de tiro libre! En Bilbao se recuerda mucho aquel que le convirtió al Real Madrid, en el estreno de un tal Iker Casillas como profesional.

Temido por los rivales una vez que entraba al área. Iba bien por arriba y anotaba muchos goles. Era un jugador que siempre estaba enfocado y, cuando más lo pedía el partido, aparecía para echarle una mano al equipo. Sus cualidades técnicas fueron cambiando a medida que pasaban los años, si bien fue perdiendo calidad en las jugadas individuales, la pelota parada fue su punto fuerte.

Desafortunadamente, la estrella que había en Julen Guerrero fue apagándose de manera inesperada. Fue en la temporada 99/00 cuando Luis Fernández, entrenador de aquel momento, comenzó a relegarlo al banco de suplentes. Con apenas 26 años, uno de los mejores mediapuntas de Europa comenzaba a tener fuertes altibajos en su rendimiento.

La debacle se acentuó más para el 2002, pues no se le veía tanto en las convocatorias y cuando entraba era directo al banquillo. En esos más de cuatro años, disputó 76 partidos y solo 22 como titular. Sin importar la escasez de minutos, Julen fue capaz de seguir dando alegrías en San Mamés. Culminó una remontada de 0-3 ante el Osasuna, anotó su gol 100 de tiro libre y hasta un gol olímpico mal anulado por el principal. El “8” era el único capaz de levantar aplausos solo con salir a calentar.

La emotiva despedida

A pesar de que aún le quedaba una temporada para finalizar su contrato, Julen anunció su retiro de las canchas el 11 de julio de 2006, cuando solo tenía 32 años. En su carrera deportiva, completó 14 temporadas con el equipo rojiblanco, jugando 430 partidos en total y marcando 116 goles -101 de esos en la Primera División de España-.

“Creo que era el momento de dejarlo, por las circunstancias que sean. Yo creo que le va a ir muy bien al Athletic y que todos vamos a salir mejor”, dijo Julen entre lágrimas durante una de las ruedas de prensa más emotivas nunca vistas en España.

¿Y cómo es que un jugador tan fiel a unos colores termina saliendo de tal manera? Mucho se habló y especuló sobre lo realmente sucedido. Ya fuese por la cobardía de los entrenadores o la miserable actuación de algunos de sus compañeros, la envidia más insana que se pueden imaginar fue la que finalmente se cargó a una de las estrellas españolas con mayor proyección del momento.

La salida de Julen fue triste, dejó tanto al Athletic como al fútbol con un baño de lágrimas desbordantes. Lo sufrió y bastante, pero no tuvo más remedio. El Guerrero se cansó de luchar y batallar, de aguantar tanto daño, y por eso prefirió salir con dignidad. Tomó la difícil decisión de no quedarse con aquellos que no le querían y así no hacer daño él. ¿Cabe mayor ejemplo de bondad humana en un deportista? Julen renunció a eso que más amó para no perjudicar al Athletic.

El Nuevo Guerrero

Luego de retirarse, Julen cambió el balón de Primera División por el balón de las juveniles. Se encargó de las filiales del Bilbao por un par de temporadas, donde entrenó a jugadores como Mikel San José o Ander Iturraspe. Del País Vasco pasó a tierras andaluzas, desempeñándose en el mismo rol con las inferiores del Málaga CF, pero por pocos meses.

Para el 2015 obtuvo la licenciatura en Periodismo. El León ahora ruge en los medios, colaborando con algunas cadenas de televisión, además de tener una columna para un diario. A su vez, es vicepresidente de la Asociación Española de Futbolistas Internacionales, la cual se encarga de ayudar económica y moralmente a todos los futbolistas que han defendido a la Selección española de fútbol.

Ya sea por las calles de Bilbao o en las gradas de San Mamés, los aficionados siguen recordando a ese jugador que marcó un antes y un después en la historia del Athletic. Y es que hablar de Julen Guerrero es hablar de talento, entrega y, sobre todo, de fidelidad.