lunes, 20 de noviembre de 2017

Unión

Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 18//11/2017


Dos semanas han pasado desde el último partido de Liga en Vigo. La manera en la que se perdió frente al Celta, la situación clasificatoria y, sobre todo, la dinámica del equipo nos han dejado 15 días con un regusto amargo. Normalmente, estos parones suelen traer diferentes consecuencias, dependiendo del momento en el que se encuentren los equipos. El del Athletic ha llevado a hablar de muchos temas que se mueven alrededor del club. Cuando las cosas parecen no funcionar se buscan causas que argumenten los pobres resultados a lo largo y ancho de todo de todo el sistema.

Pero bien haríamos todos en centrarnos en el principal y único objetivo de este fin de semana, la victoria. Sin darnos cuenta los días han ido pasando y poco o nada se ha hablado del rival, el Villarreal. Un equipo que desde la llegada de Calleja al banquillo no conoce la derrota en Liga, con una dinámica totalmente opuesta a la del Athletic, y que ha sumado 13 puntos de los últimos 15 disputados.

El cambio de sistema propuesto por el nuevo entrenador, 1-4-4-2, con un rombo en el centro del campo -qué grandes recuerdos me trae ese sistema-, ha sido asimilado por sus jugadores a la perfección desde el primer día. Es un equipo muy bien situado tácticamente, con mucha paciencia en la circulación de balón, pero que sobre todo tiene mucho peligro con espacios a la contra por las características de sus delanteros Bacca, Bakambu y Sansone.

Estos jugadores estaban en un gran momento de forma y confianza antes del parón. Bakambu, con ocho goles en la Liga, es el máximo goleador. Bacca, aunque de momento solo ha marcado tres, quizá estaba pasando por su mejor momento desde su llegada al Villarreal. Y Sansone, también con tres tantos en su haber, es un jugador eléctrico y muy vertical que puede salir de inicio o ser un gran revulsivo a lo largo del partido, dependiendo de cómo vaya el encuentro.

Cuando la coyuntura no te es favorable, habrá que tirar de histórico. Desde que el Athletic inauguró el nuevo San Mamés, el Villarreal ha disputado cuatro partidos ligueros y en ninguno de ellos ha conseguido la victoria, con tres derrotas y tan solo un empate. Tampoco en Copa han sonreído los amarillos, que fueron derrotados en los octavos de final de la temporada 2015-2016 por 3-2.

Con estos preliminares y datos que nos presentan la situación de ambos clubes, hay que afrontar el encuentro. Sin ser una situación dramática, ni mucho menos, lograr los tres puntos traería tranquilidad y confianza, y evitaría que la situación se pudiese complicar.

Aclarar que unidad y unicidad no son lo mismo. En la unidad existe la divergencia de pensamiento. Esas diferencias en torno a la realidad del Athletic son positivas en tanto que mueven al club, lo convierten en un ser vivo. La unicidad, la cualidad de lo único, mata lentamente.

Ahora bien, esas diferencias de criterio, que ayudan al club a cuestionarse a si mismo, deben quedar al margen mañana cuando el árbitro pite el inicio del partido. Cuerpo técnico, jugadores y afición tienen que sentir que la unión de esfuerzos entre todos es la que nos puede acercar al éxito.