Fuente: www.sanmiguel.es (02/11/2017)
Viajamos hasta 1954. En San Mamés se iba a vivir una jornada amistosa contra un equipo argentino, el Independiente de Avellaneda.
El campo se llenó. Por aquella época los aficionados podían ver correr por el verde a jugadores como Carmelo, Garay, Mauri, Marcaida, Maguregui o Arieta. Un lujo.
Tras el pitido inicial, pronto llegó la diversión. En el minuto 17, Arieta remataba a la red un centro de Mauri. El Independiente empataría en el minuto 34. Y solo otros dos minutos después, Arieta volvería a adelantar a los locales.
Repetimos. El partido era amistoso, pero los argentinos mostraron un potente grado de frustración al no poder con un Athletic entusiasmado, y en un centro al área rival, los centrales del Independiente cargaron duramente contra su verdugo por el momento, Arieta.
Las airadas protestas de los visitantes cruzarían la línea cuando Grillo, jugador del Independiente, agrediera al árbitro del partido, el señor Mazagatos. Los jugadores bilbaínos ante tal situación, se dispusieron a protegerle, pero el resto del equipo argentino no parecía rebajar la tensión. Los aficionados de San Mamés no daban crédito a la actitud por parte del equipo visitante, y decidieron bajar al campo a proteger a sus jugadores y… ¡al propio árbitro!
Al ver la reacción de la grada, los jugadores argentinos se retiraron y el partido quedó suspendido temporalmente.
Tras 38 minutos de parón, el partido decidió reanudarse y el Athletic terminó venciendo por 5-2.