Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Jor. 10ª: Athletic Club - CA Osasuna (1-1 Raúl García)
lunes, 31 de octubre de 2016
jueves, 27 de octubre de 2016
Póster oficial temporada 2016 - 17
Para todo aquel que quiera descargarlo solo tiene que seguir el siguiente enlace que le llevará a la página oficial del Athletic Club:
**ENLACE**
Fuente: www.athletic-club.net
**ENLACE**
Fuente: www.athletic-club.net
lunes, 24 de octubre de 2016
viernes, 21 de octubre de 2016
jueves, 20 de octubre de 2016
Koldo Etxeberria, un central recitado de memoria
Artículo publicado por U. Muñoz en el diario Deia el 20/10/2016
Muere Koldo Etxeberria, integrante de una de las alineaciones que no se olvidan de la década de los 60. Tuvo el privilegio de levantar la Copa de 1969, su único título en once temporadas
Horas después de trascender la muerte del expresidente del Athletic, José Antonio Eguidazu, la familia rojiblanca sufrió otra pérdida. En esta ocasión, la de un exjugador. Koldo Etxeberria (Asua, 24-III-1940), un fijo en la defensa del conjunto bilbaino durante más de una década, falleció ayer a los 76 años. Con once temporadas a sus espaldas, entre 1961 y 1972, y 341 partidos oficiales disputados, su apellido fue recitado por todo los aficionados durante la década de los 60. Formó parte de una alineación que aún sigue grabada en la memoria de muchos: Iribar; Sáez, Etxeberria, Aranguren; Igartua, Larrauri; Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y Rojo. Una época de transición para los leones, que le dejó un solo título: la Copa de 1969. Un trofeo que tuvo el honor de levantar el propio Etxeberria, ya que era el capitán del equipo que ganó la final al Elche (1-0).
Especialista en el marcaje, con un gran juego aéreo -pese a no ser muy alto para ejercer de central, ya que medía 1,75 metros-, lo suyo en el Athletic fue llegar y besar el santo. Empezó a jugar en el Getxo a los 14 años. Llegó a Tercera División y de ahí al Athletic. Tras una cesión al Basconia, pasó a la primera plantilla rojiblanca con Ipiña. Con Sáez y Aranguren de laterales, jugó de central primero con Etura y luego con Larrauri. Antes de que Iribar debutase, tuvo como compañero en la portería a Carmelo Cedrún. Precisamente, con este último participó en el Mundial de Chile de 1962. Fue en la temporada de su debut. Pero Etxeberria convenció a Helenio Herrera. Tenía 21 años. Hubo una preselección de España donde también estuvieron Etura y Koldo Agirre, pero no llegaron a la fase final. La concentración fue en Tamarises. De ahí cruzaron el charco y Etxeberria, que fue cuatro veces internacional, fue titular ante Brasil. Con Garrincha de estrella y sin Pelé, que estaba lesionado, al central de Asua le tocó defender a Vavá. Finalmente, la canarinha, que acabaría ganando el título, ganó 2-1.
Lo jugó prácticamente todo con el Athletic en las 11 temporadas que militó, pero no tuvo suerte a la hora de sumar títulos. Perdió la final de Copa de 1966 ante el Zaragoza de Los Cinco Magníficos -2-0, pero pudieron ser muchos más si no llega a estar Iribar, con el que Etxeberria tenía una gran amistad-. Al año siguiente, volvieron a caer en la final, en esta ocasión ante el Valencia (2-1). Pero en 1969 se desquitó. Un gol de Antón Arieta ante el Elche a siete minutos de que acabase el choque provocaba el alirón tras once años de sequía (desde que derrotara al Madrid en la final de Copa de 1958). Como testigos de excepción, cerca de 40.000 seguidores rojiblancos, que se volcaron con su equipo y que regresaron a tiempo a Bilbao para homenajear a sus jugadores. Y fue Koldo Etxeberria el encargado de recoger la Copa. Le sacaron a hombros del Santiago Bernabéu. Tras la marcha de Koldo Agirre, fue el capitán durante dos temporadas. Un pasaje que recordaba el propio Etxeberria en una entrevista con este periódico publicada en 2011. El dictador Francisco Franco le entregó el trofeo: “Habíamos hablado de que si se ganaba era mejor que fuese rápido, supongo que para no hacer esperar a Franco. Me dijeron que cuanto antes, mejor, y salí esprintando hacia el palco. Me decía a mí mismo que tenía que estar serio, sin hacer ninguna chorrada. Cogí la Copa, le di la mano y para abajo. Alguien me cogió la Copa y la peana se perdió. Luego también desapareció la tapa”.
A PUNTO DE GANAR LA LIGA
Al año siguiente, estuvo a punto de ganar la Liga. Se la llevó el Atlético de Madrid tras un pinchazo del Athletic en la penúltima jornada ante el Valencia, que no se jugaba nada. Era 1970. Dos años después, el club le dio la baja al mismo tiempo que a José Mari Argoitia. Le cedió el testigo en el centro de la zaga a Daniel Astrain. Se interesó por hacerse con sus servicios el Jaén, que estaba en Segunda, pero finalmente recaló en el Barakaldo. En el conjunto fabril no jugó muchos partidos por culpa de una lesión en el tendón de Aquiles. Luego llegaría la retirada.
Los que le conocieron, dicen que Koldo Etxeberria era un gran tipo. Él siempre respetó a los futbolistas y al equipo de sus amores: “Todo lo que digo es hablando siempre en positivo del Athletic. No aguanto que se critique sin ninguna base, por criticar. Me dediqué a esto y le tengo mucho respeto al profesional. Yo de lo que hace un aparejador no puedo hablar, porque no sé. Lo único que censuro en el fútbol es la desgana, quizás porque el amor propio era una de las pocas cualidades que tenía”. El funeral será mañana, a las 19.30 horas, en la igledia de Santa Ana de Las Arenas.
Muere Koldo Etxeberria, integrante de una de las alineaciones que no se olvidan de la década de los 60. Tuvo el privilegio de levantar la Copa de 1969, su único título en once temporadas
Horas después de trascender la muerte del expresidente del Athletic, José Antonio Eguidazu, la familia rojiblanca sufrió otra pérdida. En esta ocasión, la de un exjugador. Koldo Etxeberria (Asua, 24-III-1940), un fijo en la defensa del conjunto bilbaino durante más de una década, falleció ayer a los 76 años. Con once temporadas a sus espaldas, entre 1961 y 1972, y 341 partidos oficiales disputados, su apellido fue recitado por todo los aficionados durante la década de los 60. Formó parte de una alineación que aún sigue grabada en la memoria de muchos: Iribar; Sáez, Etxeberria, Aranguren; Igartua, Larrauri; Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y Rojo. Una época de transición para los leones, que le dejó un solo título: la Copa de 1969. Un trofeo que tuvo el honor de levantar el propio Etxeberria, ya que era el capitán del equipo que ganó la final al Elche (1-0).
Especialista en el marcaje, con un gran juego aéreo -pese a no ser muy alto para ejercer de central, ya que medía 1,75 metros-, lo suyo en el Athletic fue llegar y besar el santo. Empezó a jugar en el Getxo a los 14 años. Llegó a Tercera División y de ahí al Athletic. Tras una cesión al Basconia, pasó a la primera plantilla rojiblanca con Ipiña. Con Sáez y Aranguren de laterales, jugó de central primero con Etura y luego con Larrauri. Antes de que Iribar debutase, tuvo como compañero en la portería a Carmelo Cedrún. Precisamente, con este último participó en el Mundial de Chile de 1962. Fue en la temporada de su debut. Pero Etxeberria convenció a Helenio Herrera. Tenía 21 años. Hubo una preselección de España donde también estuvieron Etura y Koldo Agirre, pero no llegaron a la fase final. La concentración fue en Tamarises. De ahí cruzaron el charco y Etxeberria, que fue cuatro veces internacional, fue titular ante Brasil. Con Garrincha de estrella y sin Pelé, que estaba lesionado, al central de Asua le tocó defender a Vavá. Finalmente, la canarinha, que acabaría ganando el título, ganó 2-1.
Lo jugó prácticamente todo con el Athletic en las 11 temporadas que militó, pero no tuvo suerte a la hora de sumar títulos. Perdió la final de Copa de 1966 ante el Zaragoza de Los Cinco Magníficos -2-0, pero pudieron ser muchos más si no llega a estar Iribar, con el que Etxeberria tenía una gran amistad-. Al año siguiente, volvieron a caer en la final, en esta ocasión ante el Valencia (2-1). Pero en 1969 se desquitó. Un gol de Antón Arieta ante el Elche a siete minutos de que acabase el choque provocaba el alirón tras once años de sequía (desde que derrotara al Madrid en la final de Copa de 1958). Como testigos de excepción, cerca de 40.000 seguidores rojiblancos, que se volcaron con su equipo y que regresaron a tiempo a Bilbao para homenajear a sus jugadores. Y fue Koldo Etxeberria el encargado de recoger la Copa. Le sacaron a hombros del Santiago Bernabéu. Tras la marcha de Koldo Agirre, fue el capitán durante dos temporadas. Un pasaje que recordaba el propio Etxeberria en una entrevista con este periódico publicada en 2011. El dictador Francisco Franco le entregó el trofeo: “Habíamos hablado de que si se ganaba era mejor que fuese rápido, supongo que para no hacer esperar a Franco. Me dijeron que cuanto antes, mejor, y salí esprintando hacia el palco. Me decía a mí mismo que tenía que estar serio, sin hacer ninguna chorrada. Cogí la Copa, le di la mano y para abajo. Alguien me cogió la Copa y la peana se perdió. Luego también desapareció la tapa”.
A PUNTO DE GANAR LA LIGA
Al año siguiente, estuvo a punto de ganar la Liga. Se la llevó el Atlético de Madrid tras un pinchazo del Athletic en la penúltima jornada ante el Valencia, que no se jugaba nada. Era 1970. Dos años después, el club le dio la baja al mismo tiempo que a José Mari Argoitia. Le cedió el testigo en el centro de la zaga a Daniel Astrain. Se interesó por hacerse con sus servicios el Jaén, que estaba en Segunda, pero finalmente recaló en el Barakaldo. En el conjunto fabril no jugó muchos partidos por culpa de una lesión en el tendón de Aquiles. Luego llegaría la retirada.
Los que le conocieron, dicen que Koldo Etxeberria era un gran tipo. Él siempre respetó a los futbolistas y al equipo de sus amores: “Todo lo que digo es hablando siempre en positivo del Athletic. No aguanto que se critique sin ninguna base, por criticar. Me dediqué a esto y le tengo mucho respeto al profesional. Yo de lo que hace un aparejador no puedo hablar, porque no sé. Lo único que censuro en el fútbol es la desgana, quizás porque el amor propio era una de las pocas cualidades que tenía”. El funeral será mañana, a las 19.30 horas, en la igledia de Santa Ana de Las Arenas.
martes, 18 de octubre de 2016
El navarro tiene la culpa
Artículo publicado por José Manuel Monje en el diario Deia el 18/10/2016
Así está montado. Cuando no ganas, no juegas como debes y, definitivamente, no consigues tu objetivo, la culpa es de alguien. Por supuesto ese alguien no eres tú mismo, faltaría más. En el fútbol suele pasar casi siempre, la victoria tiene un montón de culpables, la derrota suele señalarse casi siempre lejos del ombligo propio.
El domingo, el derbi nos dejó muchas imágenes y acciones para el recuerdo. Pedimos intensidad y la tuvimos. Para los ganadores la justa y necesaria, para los perdedores excesiva. Al final va a se mejor poner la alfombra roja a leer o escuchar argumentaciones varias amparándose en no sé que otra forma de jugar y aquello de los límites y la frontera de los mismos.
Ahora resulta que el Athletic es un equipo bronco, que lleva los partidos al extremo y que linda con lo ilegal en su fútbol. Vamos, que los leones fraguan sus victorias en el combate cuerpo a cuerpo y amedrentan a los árbitros con el único fin de desesperar al contrincante y presionar al colegiado de turno. En medio de la polémica, siempre Raúl García. Bueno, y también Aritz Aduriz. Escucharlo de fuera me llama la atención pero oírlo dentro me parece tremendo. Podemos hablar de blandura y cuando de repente alguien se comporta con lo demandado nos echamos las manos a la cabeza. Este Athletic me encanta y me gusta desde los dos de arriba.
Raúl nos ha dado algo que necesitaba el conjunto de Valverde, gen competitivo, raza y casta para exportar. Es un futbolista total, de los que enamoran. Puede estar mejor o peor, pero nunca se deja nada. Combativo al 200% y batallador hasta la extenuación. Pero lo mejor de todo es que es buenísimo. Gana partidos, bien sea con sus goles o porque tras una presión el esférico encuentra a uno de sus compañeros. No le importa correr, es generoso. Bendito el día en el que Urrutia lo fichó y lo alistó para el bando rojiblanco. Su influencia en el vestuario es máxima y cada partido muestra el camino a seguir. El domingo fue un espejo para los suyos y gracias a él llegaron dos de los goles. Lo mejor de todo es que su fútbol engancha y levanta pasiones en la grada. Alguien dijo en sus día que en cuanto llegara a Bilbao todos nos íbamos a poner en pie. Está claro que acertó. Ahora mismo junto con el mejor de los nuestros, Aritz Aduriz, hacen una dupla top en Europa.
Quiero además reflejar en estas líneas el muy buen partido de Iker Muniain. Había muchos que ya lo habían retirado. Pues no, está de vuelta y con ganas de seguir regalando tardes como las de el otro día. Iturraspe y él son las dos grandes apariciones que nos deja la victoria ante la Real.
Así está montado. Cuando no ganas, no juegas como debes y, definitivamente, no consigues tu objetivo, la culpa es de alguien. Por supuesto ese alguien no eres tú mismo, faltaría más. En el fútbol suele pasar casi siempre, la victoria tiene un montón de culpables, la derrota suele señalarse casi siempre lejos del ombligo propio.
El domingo, el derbi nos dejó muchas imágenes y acciones para el recuerdo. Pedimos intensidad y la tuvimos. Para los ganadores la justa y necesaria, para los perdedores excesiva. Al final va a se mejor poner la alfombra roja a leer o escuchar argumentaciones varias amparándose en no sé que otra forma de jugar y aquello de los límites y la frontera de los mismos.
Ahora resulta que el Athletic es un equipo bronco, que lleva los partidos al extremo y que linda con lo ilegal en su fútbol. Vamos, que los leones fraguan sus victorias en el combate cuerpo a cuerpo y amedrentan a los árbitros con el único fin de desesperar al contrincante y presionar al colegiado de turno. En medio de la polémica, siempre Raúl García. Bueno, y también Aritz Aduriz. Escucharlo de fuera me llama la atención pero oírlo dentro me parece tremendo. Podemos hablar de blandura y cuando de repente alguien se comporta con lo demandado nos echamos las manos a la cabeza. Este Athletic me encanta y me gusta desde los dos de arriba.
Raúl nos ha dado algo que necesitaba el conjunto de Valverde, gen competitivo, raza y casta para exportar. Es un futbolista total, de los que enamoran. Puede estar mejor o peor, pero nunca se deja nada. Combativo al 200% y batallador hasta la extenuación. Pero lo mejor de todo es que es buenísimo. Gana partidos, bien sea con sus goles o porque tras una presión el esférico encuentra a uno de sus compañeros. No le importa correr, es generoso. Bendito el día en el que Urrutia lo fichó y lo alistó para el bando rojiblanco. Su influencia en el vestuario es máxima y cada partido muestra el camino a seguir. El domingo fue un espejo para los suyos y gracias a él llegaron dos de los goles. Lo mejor de todo es que su fútbol engancha y levanta pasiones en la grada. Alguien dijo en sus día que en cuanto llegara a Bilbao todos nos íbamos a poner en pie. Está claro que acertó. Ahora mismo junto con el mejor de los nuestros, Aritz Aduriz, hacen una dupla top en Europa.
Quiero además reflejar en estas líneas el muy buen partido de Iker Muniain. Había muchos que ya lo habían retirado. Pues no, está de vuelta y con ganas de seguir regalando tardes como las de el otro día. Iturraspe y él son las dos grandes apariciones que nos deja la victoria ante la Real.
Un presidente de Neguri
Artículo publicado por Jon Rivas en el blog "El aldeano número 12" el 18/10/2016
José Antonio Eguidazu era un señor que recibía en La Bilbaína. Un día, hace años, me llamó al periódico con motivo de un reportaje que había publicado días antes, aunque no recuerdo el tema. Pidió que nos viéramos, me citó en uno de los salones de la sede del exclusivo club de la calle Navarra, y allí estuvimos charlando una hora, con ese tono de voz que se adopta en esos ámbitos donde se han cocido, durante años, los negocios más importantes de la capital vizcaína entre los prebostes de la ciudad, que durante la tercera Guerra Carlista pidieron a la dirección de la Sociedad, ubicada entonces en la Plaza Nueva, que se blindaran los últimos pisos para evitar que los bombardeos afectaran al normal desarrollo de las actividades del club.
Eguidazu me aclaró diversas cuestiones referentes a aquel artículo y luego me entregó en prenda un libro en inglés sobre la FIFA, muy interesante y que le prometí devolver pronto.
Un año más tarde, Asier Arrate, que es algo así como la memoria viva del Athletic; el hombre que se encarga de los archivos y del museo del club, me llamó por teléfono y me habló de ese libro que Eguidazu le había dicho que yo tenía en depósito. Estaba interesado en él. Fui al cajón en el que lo guardaba y ya no estaba. Alguien había encontrado aquella joya y se lo llevó a su casa. No lo pude devolver, pero Eguidazu, que era un señor, no me lo echó en cara. Ayer me enteré de su fallecimiento a los 85 años.
José Antonio Eguidazu fue el último de los presidentes de Neguri, que tenían una forma de hacer peculiar. Mano de hierro, guante de seda. Sustituyó a Félix Oráa, que a su vez había tomado el cargo por la muerte en accidente de circulación de Julio Egusquiza. No había elecciones, el cargo de presidente cambiaba casi por sucesión natural.
Eguidazu, de formas suaves pero espíritu firme, no tuvo inconveniente en multar con cien mil pesetas a Ángel Villar después del tortazo que le pegó a Cruyff, ni de pujar por los mejores jugadores vascos de la época para que ficharan por el Athletic. Churruca llegó por la insistencia del presidente, después de que el Sporting gijonés tuviera que convocar una Asamblea General Extraordinaria para autorizar su venta. Con el dinero que consiguieron construyeron las instalaciones de El Mareo.
El presidente del Athletic, junto con el de la Real, José Luis Orbegozo, se lanzó a una cruzada que le enfrentó a los clubes más poderosos de España, el Real Madrid y el Barcelona, a la Federación Española de Fútbol y la Delegación Nacional de Deportes, el organismo franquista del deporte español. Se trataba de los oriundos, un escándalo mayúsculo por el que decenas de futbolistas sudamericanos jugaban en equipos españoles alegando que sus padres o abuelos habían nacido en España. En la temporada 1975-76 eran 87 los jugadores llegados del otro lado del Atlántico y con pasaporte español. En Primera y Segunda, la mayoría, pero también 18 en Tercera Division y diez en Primera Regional, un escándalo.
Eguidazu y Orbegozo contrataron a un detective privado, Jesús Gallo, y al abogado José María Gil Robles. El primero investigó en los archivos de diversos países del nuevo continente. Viajó por Paraguay, Uruguay y Argentina. Adelgazó seis kilos, sufrió amenazas y la persecución de un oscuro personaje, un abogado que viajó desde España para dificultarle las pesquisas. «Cuando preguntaba en algún club por los datos de jugadores, se reían de mí. Allí todos sabían todo», recordaba después. Desde el 15 de octubre al 16 de noviembre de 1975 indagó, consiguió pruebas, datos y partidas de nacimiento. Volvió a casa cargado de documentos incriminatorios contra muchos futbolistas y muchos clubes. Gil Robles, con todos los papeles en la mano, acudió a los tribunales de Justicia en representación del Athletic y la Real. Los jueces admitieron a trámite las querellas. Además, en el mismo momento en que supieron toda la verdad, decidieron impugnar los partidos en los que actuaban jugadores sospechosos de fraude. Es decir: los del Real Madrid por Roberto Martínez y Anzarda, los del Oviedo por Jacquet, los del Valencia por Valdez y los del Barcelona por Cos. La prensa nacional arremetió contra los clubes vascos de forma virulenta. Los jueces daban la razón a Athletic y Real, pero la Federación no se daba por enterada y se creía al margen de lo que decidían los tribunales. Sólo reaccionó cuando en un partido de clasificación para la Eurocopa, Dinamarca impugnó la alineación del jugador del Real Madrid Roberto Martínez. Trató de tapar el escándalo y el extremo madridista sólo fue convocado una vez más con España, que temía la sanción.
Todo acabó en nada, pero esa animadversión hacia Athletic y Real en ciertos sectores de la sociedad y que se acrecentó después con los años del plomo con ETA como protagonista, germinó en aquellos días que terminaron con la Amnistía tras la muerte de Franco que también benefició a los infractores, que se quedaron sin castigo por culpa de una Federación y una DND prevaricadoras que años después dieron la razón al Athletic y la Real. Eguidazu aguantó los embates previos como la sede de la Sociedad Bilbaina los obuses de las tropas carlistas en el Sitio de Bilbao. Luego armó el gran equipo que pretendía y que llegó a la final de la UEFA y de la Copa del Rey de 1977, con la operación retorno. Al acabar su tarea cedió los trastos. Ya no hubo más presidentes al estilo Neguri. Ayer, José Antonio Eguidazu, falleció en su domicilio de Getxo.
José Antonio Eguidazu era un señor que recibía en La Bilbaína. Un día, hace años, me llamó al periódico con motivo de un reportaje que había publicado días antes, aunque no recuerdo el tema. Pidió que nos viéramos, me citó en uno de los salones de la sede del exclusivo club de la calle Navarra, y allí estuvimos charlando una hora, con ese tono de voz que se adopta en esos ámbitos donde se han cocido, durante años, los negocios más importantes de la capital vizcaína entre los prebostes de la ciudad, que durante la tercera Guerra Carlista pidieron a la dirección de la Sociedad, ubicada entonces en la Plaza Nueva, que se blindaran los últimos pisos para evitar que los bombardeos afectaran al normal desarrollo de las actividades del club.
Eguidazu me aclaró diversas cuestiones referentes a aquel artículo y luego me entregó en prenda un libro en inglés sobre la FIFA, muy interesante y que le prometí devolver pronto.
Un año más tarde, Asier Arrate, que es algo así como la memoria viva del Athletic; el hombre que se encarga de los archivos y del museo del club, me llamó por teléfono y me habló de ese libro que Eguidazu le había dicho que yo tenía en depósito. Estaba interesado en él. Fui al cajón en el que lo guardaba y ya no estaba. Alguien había encontrado aquella joya y se lo llevó a su casa. No lo pude devolver, pero Eguidazu, que era un señor, no me lo echó en cara. Ayer me enteré de su fallecimiento a los 85 años.
José Antonio Eguidazu fue el último de los presidentes de Neguri, que tenían una forma de hacer peculiar. Mano de hierro, guante de seda. Sustituyó a Félix Oráa, que a su vez había tomado el cargo por la muerte en accidente de circulación de Julio Egusquiza. No había elecciones, el cargo de presidente cambiaba casi por sucesión natural.
Eguidazu, de formas suaves pero espíritu firme, no tuvo inconveniente en multar con cien mil pesetas a Ángel Villar después del tortazo que le pegó a Cruyff, ni de pujar por los mejores jugadores vascos de la época para que ficharan por el Athletic. Churruca llegó por la insistencia del presidente, después de que el Sporting gijonés tuviera que convocar una Asamblea General Extraordinaria para autorizar su venta. Con el dinero que consiguieron construyeron las instalaciones de El Mareo.
El presidente del Athletic, junto con el de la Real, José Luis Orbegozo, se lanzó a una cruzada que le enfrentó a los clubes más poderosos de España, el Real Madrid y el Barcelona, a la Federación Española de Fútbol y la Delegación Nacional de Deportes, el organismo franquista del deporte español. Se trataba de los oriundos, un escándalo mayúsculo por el que decenas de futbolistas sudamericanos jugaban en equipos españoles alegando que sus padres o abuelos habían nacido en España. En la temporada 1975-76 eran 87 los jugadores llegados del otro lado del Atlántico y con pasaporte español. En Primera y Segunda, la mayoría, pero también 18 en Tercera Division y diez en Primera Regional, un escándalo.
Eguidazu y Orbegozo contrataron a un detective privado, Jesús Gallo, y al abogado José María Gil Robles. El primero investigó en los archivos de diversos países del nuevo continente. Viajó por Paraguay, Uruguay y Argentina. Adelgazó seis kilos, sufrió amenazas y la persecución de un oscuro personaje, un abogado que viajó desde España para dificultarle las pesquisas. «Cuando preguntaba en algún club por los datos de jugadores, se reían de mí. Allí todos sabían todo», recordaba después. Desde el 15 de octubre al 16 de noviembre de 1975 indagó, consiguió pruebas, datos y partidas de nacimiento. Volvió a casa cargado de documentos incriminatorios contra muchos futbolistas y muchos clubes. Gil Robles, con todos los papeles en la mano, acudió a los tribunales de Justicia en representación del Athletic y la Real. Los jueces admitieron a trámite las querellas. Además, en el mismo momento en que supieron toda la verdad, decidieron impugnar los partidos en los que actuaban jugadores sospechosos de fraude. Es decir: los del Real Madrid por Roberto Martínez y Anzarda, los del Oviedo por Jacquet, los del Valencia por Valdez y los del Barcelona por Cos. La prensa nacional arremetió contra los clubes vascos de forma virulenta. Los jueces daban la razón a Athletic y Real, pero la Federación no se daba por enterada y se creía al margen de lo que decidían los tribunales. Sólo reaccionó cuando en un partido de clasificación para la Eurocopa, Dinamarca impugnó la alineación del jugador del Real Madrid Roberto Martínez. Trató de tapar el escándalo y el extremo madridista sólo fue convocado una vez más con España, que temía la sanción.
Todo acabó en nada, pero esa animadversión hacia Athletic y Real en ciertos sectores de la sociedad y que se acrecentó después con los años del plomo con ETA como protagonista, germinó en aquellos días que terminaron con la Amnistía tras la muerte de Franco que también benefició a los infractores, que se quedaron sin castigo por culpa de una Federación y una DND prevaricadoras que años después dieron la razón al Athletic y la Real. Eguidazu aguantó los embates previos como la sede de la Sociedad Bilbaina los obuses de las tropas carlistas en el Sitio de Bilbao. Luego armó el gran equipo que pretendía y que llegó a la final de la UEFA y de la Copa del Rey de 1977, con la operación retorno. Al acabar su tarea cedió los trastos. Ya no hubo más presidentes al estilo Neguri. Ayer, José Antonio Eguidazu, falleció en su domicilio de Getxo.
Los goles del Athletic Club by Jon Loidi
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (1-1 Muniain)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (2-1 Aduriz)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (3-1 Williams)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (1-1 Muniain)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (2-1 Aduriz)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (3-1 Williams)
domingo, 16 de octubre de 2016
viernes, 14 de octubre de 2016
Derby de Vascos
Artículo publicado por Aitor Elizegi en su blog 'Licencia para aliñar' el 13/10/2016
Esta semana, un avispado periodista deportivo nos ha propuesto a Martin Berasategi y a mi que demos nuestra visión del próximo Derby en San Mames, este Domingo 16 de Octubre.
Buscando, seguramente en buena lid un Derby de sabores, aromas y vecinos enfrentados.
Por mi parte no hay debate, primero porque Martin es un amigo, que me acogió en su cocina de la parte vieja donostiarra en mis comienzos como chef, segundo, por que es un ejemplo de profesionalidad y tesón que no solo favorece el futuro de la cocina vasca, sino que desde su compromiso contribuye al bienestar de la culinaria de todos los compañeros de profesión de Euskal Herria.
Hablemos de futbol, hablemos de Derby:
Para un romántico del deporte (y de la vida), un Derby Real-Athletic, Athletic-Real, el orden de los factores no altera el recuerdo, es una oportunidad para saludar a muchos amigos, para recordar dos veces al año que al otro lado de la A8 esta el equipo de chefs mas valiente que ha dado la cocina europea moderna, que desbrozaron las cunetas para que nuestra cocina navegara a través de una fibra gastronómica de alta velocidad.
Es una oportunidad para antes o después del matchDay visitar una de las costas mas bellas que ha dado la madre tierra, para recuperar el orgullo del origen, de la colina al mar, de los hermanos de sangre, de cultivo a mano y de la palabra.
Si la pelota rueda en Bilbao, mi casa de comidas se llena de aficionados de la Real, si rueda en Donosti será difícil fallar en la elección del mantel y en la copa.
Es una oportunidad para observar si funciona el plan Dena, el plan País, para ver si el futbol vasco hace los deberes, y devuelve el esfuerzo que hace la comunidad cada semana, en Deba, en Munguía, Bakio o Mutriku, en…
Cada chaval de Euskal Herria daría su futuro por jugar veinte minutos en el carril derecho de uno u otro equipo, y su alma por volar con los brazos abiertos hacia un córner después de rematar a gol de cabeza un centro de rosca.
Es una oportunidad, aquí y allá, para observar las evoluciones de 17 o 18 deportista jóvenes, vascos, que soñaron, reventado zapatillas por los porches de las iglesias de Laguardia, Elgoibar o Derio con jugar algún día vestidos de rayas en templos del fútbol de leyenda, donde sus aitas, hermanos, amigos y mujeres que aman, se dan la mano y el respeto, hablan un idioma milenario y disfrutan del césped húmedo y la pelota que se mueve rápida: fútbol Km 0.
Los dos clubs deberían aceptar su papel dentro del rol que soportan en el deporte y en el desarrollo de la juventud vasca, en muchos casos son el ejemplo a seguir por familias enteras, que giran alrededor de la ilusión de un niño que la toca bien de zurda.
Los problemas de la Real se solucionan en Zubieta, los del Athletic en Lezama, los mejores tiempos de cada escuadra se han basado siempre en el compromiso y origen del vestuario, de la Cueva.
Sin olvidar, que en casa del equipo hermano siempre habrá ducha caliente. ¿O queremos olvidar que de este esfuerzo colectivo se nutren cientos de clubs de fútbol de los pueblos de Euskal Herria?. ¿Es mejor, un juguete roto, que verle sudar la camiseta de otro equipo vasco? ¿Donde enterramos las miles de horas y esfuerzos que desarrollan las competiciones territoriales, entrenadores de fútbol escolar, aficionados, masajistas de camilla rota, partidos de grada, mañana y carretera fría?
Un Derby vasco es una oportunidad para seguir soñando que el Txopo sujeta la misma bandera que Kortabarria, que la Ikurriña esta hecha de rayas azules, rojas y blancas.
Un Derby vasco huele a mar, huele a entrada fuerte, abajo, pero siempre con balón de juez, huele a medias caídas y gemelos arriba, a conserva, herida salada y costera de bonito.
Sabe a bertso de cal y balón a segundo palo, a portero manchado de barro y manga larga, a trainera rota, a un segundo de distancia en la bahía de la Concha, a subida a Arrate, a bajada a tumba abierta de Autzagane, a gancho cruzado al ancho en 21 iguales.
No permitamos que los mercenarios del balón jueguen este partido, no dejemos que un jugador celebre en solitario "su gol" dando la espalda a los fondos, no llenemos de botas de colores estos rectángulos verdes sagrados, no dejemos en el banquillo el respeto por el rival, por su historia, por lo que juntos podemos ser.
No permitamos jamás en un Derby vasco, que en las gradas, en las barras del bar, en la oficina del lunes, quede al final del encuentro un perdedor; por la falta de respeto, a la historia, a los sueños, Etxekoak etxean daudenak: a todos los que soñaron una vida con correr veinte minutos por el carril derecho de la hierba de aquí o de allá de la A8, de los templos de hierba verde de un atardecer de lluvia y Derby Vasco.
Esta semana, un avispado periodista deportivo nos ha propuesto a Martin Berasategi y a mi que demos nuestra visión del próximo Derby en San Mames, este Domingo 16 de Octubre.
Buscando, seguramente en buena lid un Derby de sabores, aromas y vecinos enfrentados.
Por mi parte no hay debate, primero porque Martin es un amigo, que me acogió en su cocina de la parte vieja donostiarra en mis comienzos como chef, segundo, por que es un ejemplo de profesionalidad y tesón que no solo favorece el futuro de la cocina vasca, sino que desde su compromiso contribuye al bienestar de la culinaria de todos los compañeros de profesión de Euskal Herria.
Hablemos de futbol, hablemos de Derby:
Para un romántico del deporte (y de la vida), un Derby Real-Athletic, Athletic-Real, el orden de los factores no altera el recuerdo, es una oportunidad para saludar a muchos amigos, para recordar dos veces al año que al otro lado de la A8 esta el equipo de chefs mas valiente que ha dado la cocina europea moderna, que desbrozaron las cunetas para que nuestra cocina navegara a través de una fibra gastronómica de alta velocidad.
Es una oportunidad para antes o después del matchDay visitar una de las costas mas bellas que ha dado la madre tierra, para recuperar el orgullo del origen, de la colina al mar, de los hermanos de sangre, de cultivo a mano y de la palabra.
Si la pelota rueda en Bilbao, mi casa de comidas se llena de aficionados de la Real, si rueda en Donosti será difícil fallar en la elección del mantel y en la copa.
Es una oportunidad para observar si funciona el plan Dena, el plan País, para ver si el futbol vasco hace los deberes, y devuelve el esfuerzo que hace la comunidad cada semana, en Deba, en Munguía, Bakio o Mutriku, en…
Cada chaval de Euskal Herria daría su futuro por jugar veinte minutos en el carril derecho de uno u otro equipo, y su alma por volar con los brazos abiertos hacia un córner después de rematar a gol de cabeza un centro de rosca.
Es una oportunidad, aquí y allá, para observar las evoluciones de 17 o 18 deportista jóvenes, vascos, que soñaron, reventado zapatillas por los porches de las iglesias de Laguardia, Elgoibar o Derio con jugar algún día vestidos de rayas en templos del fútbol de leyenda, donde sus aitas, hermanos, amigos y mujeres que aman, se dan la mano y el respeto, hablan un idioma milenario y disfrutan del césped húmedo y la pelota que se mueve rápida: fútbol Km 0.
Los dos clubs deberían aceptar su papel dentro del rol que soportan en el deporte y en el desarrollo de la juventud vasca, en muchos casos son el ejemplo a seguir por familias enteras, que giran alrededor de la ilusión de un niño que la toca bien de zurda.
Los problemas de la Real se solucionan en Zubieta, los del Athletic en Lezama, los mejores tiempos de cada escuadra se han basado siempre en el compromiso y origen del vestuario, de la Cueva.
Sin olvidar, que en casa del equipo hermano siempre habrá ducha caliente. ¿O queremos olvidar que de este esfuerzo colectivo se nutren cientos de clubs de fútbol de los pueblos de Euskal Herria?. ¿Es mejor, un juguete roto, que verle sudar la camiseta de otro equipo vasco? ¿Donde enterramos las miles de horas y esfuerzos que desarrollan las competiciones territoriales, entrenadores de fútbol escolar, aficionados, masajistas de camilla rota, partidos de grada, mañana y carretera fría?
Un Derby vasco es una oportunidad para seguir soñando que el Txopo sujeta la misma bandera que Kortabarria, que la Ikurriña esta hecha de rayas azules, rojas y blancas.
Un Derby vasco huele a mar, huele a entrada fuerte, abajo, pero siempre con balón de juez, huele a medias caídas y gemelos arriba, a conserva, herida salada y costera de bonito.
Sabe a bertso de cal y balón a segundo palo, a portero manchado de barro y manga larga, a trainera rota, a un segundo de distancia en la bahía de la Concha, a subida a Arrate, a bajada a tumba abierta de Autzagane, a gancho cruzado al ancho en 21 iguales.
No permitamos que los mercenarios del balón jueguen este partido, no dejemos que un jugador celebre en solitario "su gol" dando la espalda a los fondos, no llenemos de botas de colores estos rectángulos verdes sagrados, no dejemos en el banquillo el respeto por el rival, por su historia, por lo que juntos podemos ser.
No permitamos jamás en un Derby vasco, que en las gradas, en las barras del bar, en la oficina del lunes, quede al final del encuentro un perdedor; por la falta de respeto, a la historia, a los sueños, Etxekoak etxean daudenak: a todos los que soñaron una vida con correr veinte minutos por el carril derecho de la hierba de aquí o de allá de la A8, de los templos de hierba verde de un atardecer de lluvia y Derby Vasco.
Valverde, mejor entrenador de LaLiga Santander en septiembre
Fuente: www.athletic-club.eus
El entrenador del Athletic Club, Ernesto Valverde ha sido galardonado con el premio al Mejor Entrenador de LaLiga Santander en septiembre, mes en el que nuestro equipo cosechó cuatro triunfos consecutivos en esa competición.
El galardón, otorgado por el banco Santander, principal patrocinador de la competición, y elegido por los redactores de LaLiga.es, ha sido entregado por Patricia Arias, directora territorial del Banco Santander en el País Vasco.
El entrenador del Athletic Club, Ernesto Valverde ha sido galardonado con el premio al Mejor Entrenador de LaLiga Santander en septiembre, mes en el que nuestro equipo cosechó cuatro triunfos consecutivos en esa competición.
El galardón, otorgado por el banco Santander, principal patrocinador de la competición, y elegido por los redactores de LaLiga.es, ha sido entregado por Patricia Arias, directora territorial del Banco Santander en el País Vasco.
jueves, 13 de octubre de 2016
Octava edición del Bertsoderbia
Fuente: www.athletic-club.eus
La Fundación Athletic Club presenta una nueva edición de Bertsoderbia, el ya clásico encuentro de bertsolarismo con motivo del derbi entre el Athletic Club y la Real Sociedad. Será este domingo 16 de octubre en Bilbao, con la presencia de Anjel Mari Peñagarikano y Jone Uria representando al Athletic Club y Andoni Egaña y Oihana Iguaran por la Real Sociedad.
Como ya ocurriera el pasado mes de febrero, el Bertsoderbia será en la calle y en dos etapas. La primera de ellas comenzará a las 13:00 horas en la Plaza Nueva del Casco Viejo. La segunda, a las 15:20 horas en los exteriores de San Mamés, bajo la pantalla LED que mira hacia Licenciado Poza (puerta 22). La asistencia es libre y el acto estará animado por Oxabi Erromeri Taldea.
Finalmente, Anjel Mari Peñagarikano y Andoni Egaña se encontrarán sobre el césped de San Mamés, en los prolegómenos del partido, en torno a las 16:05 horas.
Bertsoderbia está organizado por la Fundación Athletic Club en colaboración con la Fundación Real Sociedad y tiene como objetivo principal fomentar la sana rivalidad, en la convicción de que más allá de la rivalidad deportiva nos unen el deporte y la cultura.
La Fundación Athletic Club presenta una nueva edición de Bertsoderbia, el ya clásico encuentro de bertsolarismo con motivo del derbi entre el Athletic Club y la Real Sociedad. Será este domingo 16 de octubre en Bilbao, con la presencia de Anjel Mari Peñagarikano y Jone Uria representando al Athletic Club y Andoni Egaña y Oihana Iguaran por la Real Sociedad.
Como ya ocurriera el pasado mes de febrero, el Bertsoderbia será en la calle y en dos etapas. La primera de ellas comenzará a las 13:00 horas en la Plaza Nueva del Casco Viejo. La segunda, a las 15:20 horas en los exteriores de San Mamés, bajo la pantalla LED que mira hacia Licenciado Poza (puerta 22). La asistencia es libre y el acto estará animado por Oxabi Erromeri Taldea.
Finalmente, Anjel Mari Peñagarikano y Andoni Egaña se encontrarán sobre el césped de San Mamés, en los prolegómenos del partido, en torno a las 16:05 horas.
Bertsoderbia está organizado por la Fundación Athletic Club en colaboración con la Fundación Real Sociedad y tiene como objetivo principal fomentar la sana rivalidad, en la convicción de que más allá de la rivalidad deportiva nos unen el deporte y la cultura.
domingo, 9 de octubre de 2016
jueves, 6 de octubre de 2016
Los goles del Athletic Club by Jon Loidi
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Uefa Womens Champions League: Athletic Club - Fortuna Hjorring (2-1 Oroz)
Uefa Womens Champions League: Athletic Club - Fortuna Hjorring (2-1 Oroz)