jueves, 3 de diciembre de 2015

Carmelo Cedrún: "Yo pasaba todos los días a Gibraltar"

Artículo publicado por Pako Ruiz en el diario Deia el 02/12/2015

El exmeta rojiblanco Carmelo Cedrún rememora sus tres años en la Balona, “los mejores como técnico”


Carmelo Cedrún

Carmelo Cedrún (Amorebieta-Etxano, 6 de diciembre de 1930) recibió días atrás una carta firmada por Mario Galán, gerente de la Balompédica Linense, en la que le sondeaba la posibilidad de viajar a La Línea de la Concepción para tributarle mañana un homenaje. El exmítico portero del Athletic en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado -jugó 402 partidos y conquistó cinco títulos (tres Copas, una Liga y la Copa Eva Duarte)- tuvo que declinar la invitación: “Voy a cumplir 85 años (el domingo y lo celebrará en un restaurante de Axpe con sus allegados), aunque estoy casi como un chaval de 60 años, pero el viaje es una paliza. Hombre, al partido de San Mamés no voy a faltar”. Cedrún reconoce que esta primera eliminatoria en Copa de los rojiblancos es muy especial para él, ya que la fortuna sonrió a La Balona con el Athletic. “Era mi emparejamiento preferido cuando surgió ese supuesto”. O sea, un choque entre el equipo de su vida y uno de los que dirigió en su época en los banquillos.

Porque Cedrún entrenó a la entidad gaditana entre 1985 y 1988, siempre en Segunda División B. Iñaki Garay, también exjugador del Athletic en los años 70, fue clave para recalar en La Balona: “Iñaki jugaba allí y me llamó porque tenían una vacante. Yo había pasado cuatro años en el Celta, al que subí a Primera, y otros tres en el Murcia. Me gustó el reto y acepté. Pasé allí otros tres años y quizá fueron los mejores como entrenador. La gente me trató estupendamente y trabajé a gusto a pesar de las limitaciones”.

Aquella etapa la cerró casi tres décadas atrás, por lo que, a su edad, los datos y nombres van pasando a la nebulosa del olvido: “Me cuesta recordar los nombres. Subí a un chaval que fue un buen portero y que creo llegó a jugar en el Málaga, pero lo que más recuerdo es que en nuestro campo siempre jugábamos con viento, lo que resultaba un tanto incómodo, sobre todo para los contrarios. Jugaba con un 4-4-2, blindado atrás y con gente rápida arriba. La gente estaba contenta y llevábamos 10.000 personas al campo, aunque al club no le hacía gracia subir a Segunda por el tema del dinero”. Como muestra, un botón. La Balona se quedó en su primera temporada como técnico a un punto del ascenso, que finalmente lo consumó el Xerez, un rival histórico.

El güisquicito en Gibraltar

Carmelo Cedrún recuerda otros momentos que le marcaron. “Casi todos los viajes los hacíamos en autobús y solo viajábamos en avión cuando nos tocaba jugar con el Mallorca. Compartíamos con los jugadores muchas cosas en esos largos desplazamientos, que los hacíamos sobre todo de noche. Éramos casi una cuadrilla, aunque nos faltaran cosas en infraestructura. Recuerdo una eliminatoria de Copa ante el Sevilla de Buyo, Jiménez… (noviembre de 1985), al que ganamos en casa (2-0). Les barrimos, aunque en la vuelta nos remontaron -con un penalti muy dudoso en la prórroga, según las crónicas de la época-”.

El exportero del Athletic aconseja a los de Ernesto Valverde que no se fíen en el partido de mañana, si bien cree que no deben pasar apuros para pasar la eliminatoria. “Me fastidia un poco que La Balona este abajo en liga (es décimo quinto en el grupo IV de Segunda B tras perder el sábado en su campo ante el Sevilla Atlético por 0-3)”, se sincera Carmelo Cedrún, que rememora sus tres años de estancia en un hotel en La Línea y sus escapadas diarias a la Isla, como así llaman a Gibraltar. “Me tomaba mi güisquicito inglés y me hacían un sándwich especial. Solo necesitabas el DNI para pasar y ya me conocían casi todos en la Isla”, dice el durangarra entre risas. Mañana se pegará al televisor y viajará virtualmente a 1.050 kilómetros de distancia. A su otra casa.