sábado, 22 de noviembre de 2014

Palomas en San Mamés

(Artículo publicado por K-Toño Frade (hijo), en el libro "Susedidos botxeros y bilbainos selebres y txirenes")


Y no me estoy refiriendo a las desagradables palomas que hasta hace poco se jamaban el césped de la "Catedral" y que para evitarlo contrataron al halcón "Tyson" para que les "mordiera en la oreja" y huyesen del cuasi centenario terreno de juego bilbaino. Tampoco a las del chiste de Maradona, aquél de que cuantos más goles metía, más "tacos" soltaba, hasta que le preguntaron: "- A ver, y tú ¿de qué te quejas?" A lo que el pibe respondió: "¿Que de qué me quejo?, pues de que hay cien mil espectadores en el campo, veintidós jugadores, árbitros, linieres, entrenadores, reservas... y para una paloma que hay, ¡me caga encima!".

Pero a lo que yo me quería referir era a aquellas palomas mensajeras que eran enviadas hasta el Sanatorio de Santa Marina cuando había gol en San Mamés, una más de las tradiciones que tontamente se han perdido y que hacían de nuestro campo y de nuestro club "caso único en el fútbol mundial". Una pena.

Esta tradición, que nació poco después de la guerra, fue idea del capellán de la antedicha entidad hospitalaria, don Alberto Álvarez, ya que aún los aparatos de radio eran escasos y costosos, y nada digamos de las retransmisiones propiamente dichas. El asunto consistía en que si metía un gol el Athletic, un bandito de palomas blancas sobrevolaba dos veces el campo y se dirigía hasta Santa Marina, y si hacía gol el equipo contrario, cosa rara en aquel tiempo, hacía lo mismo un bando de palomas oscuras. Montado el ingenioso servicio, había que buscar la persona idónea que se sacrificase todos los domingos para realizar dicha tarea. Y entonces surgió la figura de Remigio Gómez, apodado "El Morito" por su tez oscura, compañero de fatigas en su juventud de Rodolfo Valentino y popular vendedor de lotería del Botxo y que repartía, además de la suerte, sus cariños futbolísticos entre los dos equipos de sus amores la S.D. Indautxu y el Athletic Club. Aún recuerdo su cartera de cuero que portaba en bandolera, y magníficamente pintados dos jugadores de dichos clubes estrechándose la mano.

Un par de veces me llevó mi aita a ver con qué ansiedad los enfermos, dese las amplias terrazas del Sanatorio, oteaban el horizonte en espera de ver aparecer las palomas anunciando un gol rojiblanco.

La incertidumbre crecía por momentos y los prismáticos captaban el objetivo cuando aparecía el "correo aéreo" tratando de distinguir las blancas palomas en señal del gol bilbaino. Los observadores, si conseguían atisbar la señal buena, daban la noticia que era recibida con enorme alborozo. Si ésta era oscura, silencio absoluto. Comentaban los médicos de aquel centro que si el Athletic perdía, era notorio el descenso general en la salud del paciente.

Este sistema de "correo aéreo" quedó en plan testimonial cuando al propio capellán, con ayuda de EAJ-28 Radio Bilbao, se le ocurrió retransmitir él mismo los partidos desde San Mamés hasta Santa Marina, labor que realizaba con un salero txirene, que muchos profesionales del medio envidiaban.

Aunque el presupuesto seguía siendo costoso, recuerdo que entidades como la Peña Motorista Vizcaya, sita en el Bar Sagarna de Indautxu, el Bar Rubalcaba de Barrencalle o incluso en "La Gaceta del Norte" se recogía "tela" para costear dicho evento radiofónico, incluso el partido de "gordos y flacos", que se celebraba el día de San José, estaba organizado para recoger fondos con dicho fin.

Fallecido "El Morito", continuó tan bella costumbre a cargo de la "Sociedad Colombófila Santa Marina" ¿hasta los años setenta? Pero desconozco el motivo por el cual de repente dejó de realizarse. ¿Sería posible recuperarlo en el que dicen que va a ser el nuevo San Mamés? Sería precioso, aunque sólo fuera por dar un toque romántico y bilbaino a tanto diseñador estrella y tanta fría impersonal y globalizada tecnología punta.

(Artículo originariamente publicado en 2003 en el periodico 'Bilbao')

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Información sobre el autor:

K-Toño Frade, hijo


Juan Antonio Frade Villar, "K-Toño Hijo" nace en Indautxu en 1945. Es hijo de Juan Antonio Frade "K-Toño" (Bilbao 1914 - 1992) conocido pintor, cartelista, dibujante y periodista.

Cursa los estudios de Primaria y Bachiller en el Colegio Francés y el Instituto Miguel de Unamuno, y posee el título de Deliniante Proyectista de Arquitectura.

Desde los dieciseis años alterna su trabajo en estudios de arquitectura, donde se especializa en perspectivas de edificios con sus dibujos humorísticos en diversas revistas.

Como cartelista ha ganado varios primeros premios y ha realizado los carteles de varios congresos de Peñas del Athletic Club. Destaca como ilustrador y caricaturista. En el mundo de la publicidad es conocido por el diseño de cátalogos e infinidad de logotipos.

Trabajó como deliniante durante los siete años que duró el Plan General de Ordenación Urbanística de Bilbao. Al finalizar éste, se dedica profesionalmente a la pintura, especializándose en temas costumbristas vascos y marítimos. Como escritor de temas locales y costumbristas bilbainos, colaboró en el periódico "Bilbao" (1993-2007).

Ha sido nombrado "Bilbaino del año" por el Alcalde de la Villa en la "Aste Nagusia 2007".