sábado, 16 de noviembre de 2013

La épica de Aguirre

(Artículo publicado por Jon Uriarte en el diario El Correo el 10/10/13)


Alimentar la épica del Athletic es como subir a un niño sobre tus hombros. Si es de vez en cuando, le ayudas, Si lo haces siempre, jamás intentará lograrlo por sí mismo. Llevo filosófico desde el domingo, cuando comprobamos que pasan los años pero seguimos igual. Siete de los trece puntos que llevamos nacieron de esa épica que nos acompaña desde la cuna. De hecho un 10 de octubre como el de hoy, de 1965, el Athletic visitaba al Espanyol. Y, tras ir perdiendo 3-0, logramos una remontada que pasó a la historia. Viene bien recordarlo para entenderlo que hasta la épica debe tener pies finos y cabeza amueblada. Por eso he llamado a Koldo Aguirre. Uno de los más grendes jugadores y entrenadores que hemos tenido en nuestro club.

Aquél día no jugó Di Stéfano, que por entonces pegaba sus últimas patadas en Barcelona. La cosa empezó con nuestra típica empanada fuera de San Manés. José María y Rodilla nos habían clavado dos goles antes de que Álvarez Martínez pitara el final de la primera parte. No arrancó mejor la segunda. A los 13 minutos señalaron falta y José María la clavó otra vez. Nada pudo hacer Iribar ante el fino zurdo. Koldo pasaba del desencanto al enfado, viendo que aquello no funcionaba. "Piru (Gainza) era el entrenador y me había puesto de extremo derecha. Me daba igual dónde jugar, pero veía que nos iba a ir mejor si bajaba al centro". Su voz suena a ese tono que utiliza cuando cuenta cosas a las que otros añadirían sensurround. Él no. Siempre fue 'el hombre tranquilo'. Desde que dijo en cas que había fichado por el Getxo, hasta su retirada, pasando por la final ante el Madrid campeón de Europa, al que ganó con otros diez aldeanos y en el Bernabéu. Así que, desoyendo al entrenador, se colocó en el centro dispuesto a remontar. "Parte de la culpa la tuvo Fidel". Uriarte, además de gran jugador era el eterno optimista. "Vamos a ganar", soltó, pese a ir palmando por tres. Clavadito al del chiste. "Y no contento, apostó un Gin-Kas a que metíamos enseguida un gol". En el 71, centro de Rojo desde la izquierda, el portero la toca, pero cae al suelo. "Conocía a Carmelo y sabía hacía dónde podía ir". Y es que Carmelo era Cedrún. El hombre que precedió a Iribar y que esa tarde defendía la portería del Espanyol. "3-1 y Fidel grita que apuesta otro". En el minuto 73, Idígoras comete falta sobre Lavín y Rojo I la manda al area, Aguirre cabecea y el balón entra rozando el palo. 3-2 a 12 minutos para el final. Orúe saca un balón desde la defensa y pasa a Aguirre. Koldo regatea a los rivales, hace una pared con Antón Arieta y la mete en la red. Era el minuto 81. Sarriá se atrincheraba viendo que el Athletic era imparable. Pero en el 84, balón a la olla, Mingorance despeja de cabeza fuera del área y alli estaba él. Le pegó con el alma y entró por la escuadra izquierda. Nada pudo hacer Carmelo. Espanyol 3 - Athletic 4. Cuatro goles de Aguirre en 13 minutos. Aquello sí que fue una remontada. "Me dió pena por Carmelo y sobre todo por Andoni". El que fuera portero del Athletic y del Zaragoza tenía cuatro añitos y, cuando Koldo fue a saludar a los Cedrún tras el partido, no quiso saber nada. "No me des un beso que le has metido cuatro goles a aita".

Con el tiempo Andoni entendió a su 'tio' Koldo. "Había que remontar. No podíamos volver a Bilbao con ese resultado para la afición". Cuando escucho a Aguirre entiendo que seguimos ahí, 115 años después, por remontadas así. Pero también por jugadores que no necesitaron abusar de ellas. Marcar el primer gol ante el Villarreal sería algo digno de agradecer. Hay tiempo para pensar en ello en esta semana de barbecho. Por variar más que nada. Y porque Aguirre y compañía sabían remontar, pero también ganar sin angustiar a la grada.