viernes, 28 de julio de 2023
domingo, 23 de julio de 2023
La pretemporada más especial de Alex Padilla
Artículo publicado por Aitor Martínez en el diario Deia el 18/07/2023
La llegada del Athletic en la tarde del pasado viernes a Guadalajara, en el estado de Jalisco, cuna de los mariachis y el tequila, fue bastante tranquila. Hubo, eso sí, algún que otro aficionado en el aeropuerto esperando para conseguir alguna foto o autógrafo, imagen que se repitió minutos después junto al hotel de concentración del conjunto rojiblanco. Poco más. Unai Simón, Nico Williams o Iker Muniain se encontraron entre los futbolistas más aclamados, claro que ninguno como Alex Padilla (Zarautz, I-IX-2003). ¿El motivo? Su ascendencia mexicana.
El guardameta, que el curso pasado compitió en el Bilbao Athletic, afronta su segunda pretemporada con el primer equipo, ambas a las órdenes de Ernesto Valverde. El pasado verano fue citado por el técnico, junto a otros dos cachorros, y viajó también a Alemania, donde el conjunto rojiblanco estuvo concentrado durante un puñado de días. Entonces, en declaraciones difundidas por el club, Padilla mostró su satisfacción por el momento que le tocó vivir: “Si me hubieras dicho hace tres años que llegaría a estar aquí, no me lo hubiese creído. Te hubiera dicho que estás mal de la cabeza. Para mí, estar aquí con los mejores es un sueño. Estoy muy feliz de aprender cada día”.
Aquella primera vez, no cabe duda, fue muy especial, pero no tanto con la actual, pues ha viajado hasta México, el país que vio nacer a su ama y donde vivió durante siete años, además de otros dos en Estados Unidos, antes de regresar a Zarautz, donde nació. En el lobby del hotel de concentración del Athletic en Guadalajara, aprovechando la tarde libre que Valverde concedió a sus futbolistas el sábado, Alex Padilla pudo reunirse con su familia, entre ellos, su aita y su ama.
“Para mí es un orgullo y una emoción inmensa”, narra su ama, Armida Pérez, a DEIA. La sonrisa le delata. “No podía no venir”. Acto seguido, su marido, Iñaki Padilla, la corta un instante: “Tenías que venir, sí”. Hasta México viajaron ambos desde Zarautz para reencontrarse con la familia y seguir de primera mano las andanzas de su hijo. Padilla padre, natural de Bergara pero afincado en Zarautz, no deja ni un ápice de duda sobre su condición de athleticzale: “¿Yo? Del Athletic, claro, a muerte”.
Armida hace un rápido repaso de los familiares que les acompañan en el hotel en la visita a Alex Padilla. “Están cuatros tíos suyos, algunos primos… pero también falta gente”, lamenta. Los presentes, no dudan en posar para este periódico junto al portero. “Ellos también lo están viviendo con mucho orgullo y una emoción muy grande. Llevan esperándole desde hace tiempo, porque llevaban algunos de ellos unos seis años sin verle”, apunta la madre.
Su aita puntualiza que “entre la pandemia y que sus vacaciones suelen ser en junio, que por lo general la gente no las coge en ese mes, ha estado mucho tiempo sin coincidir con ellos. Es verdad que algunos familiares han estado allí visitándole, pero el chaval llevaba seis años sin venir aquí, a México”.
Emocionado
Alex Padilla, por su parte, no esconde que vivir esta experiencia de la mano del Athletic, poder regresar al país en el que vivió varios años de niño, hace que la pretemporada sea “más especial”. “Aquella fue la primera y eso no se olvida, pero esta está por encima de todo lo que voy a poder vivir hablando de pretemporadas, así que a disfrutarla al máximo”, sostiene en declaraciones a DEIA.
Se muestra, además, “muy agradecido” por la oportunidad que se la ha presentado. Por último, no puede esconder la emoción que rodea a su ama: “Ella está encantada, disfrutando como una niña pequeña. Está en casa, con su familia, con su hijo… no puede pedir mucho más”.
Fuente: Canal YouTube Athletic Club
La familia materna del portero, mexicana, y su aita, de Bergara, le han recibido en el país azteca
La gira que salvó al Athletic
Artículo publicado por Aitor Martínez en el diario Deia el 19/07/2023
El encuentro que se disputará esta madrugada entre Necaxa y Athletic, cita que conmemorará el centenario del conjunto mexicano, encontrará un precedente muy lejano en el tiempo. Hay que echar la vista atrás hasta el año 1935, hace casi un siglo, para dar con aquel primer partido entre las dos instituciones. Claro que entonces el equipo azteca jugaba sus encuentros como local en Ciudad de México y ahora lo hace en Aguascalientes, 500 kilómetros al norte de la capital, un cambio que se produjo hace ahora 20 años, cuando los propietarios del club quisieron darle una nueva identidad al equipo y lograr una afición propia, algo que había ido perdiendo en el D. F. ante equipos como América, U.N.A.M., Cruz Azul o Atlante. Aquel encuentro, del que ha llovido un mundo, se encuadró dentro de una gira por México, que fue también el primer viaje intercontinental del Athletic, y cuyo motivo principal fue la de obtener ingresos para las maltrechas arcas del club, que mantenía abiertos varios préstamos con distintas entidades.
Campeón de liga de la temporada 1934-35, el equipo en el que figuraban estrellas como Gregorio Blasco o José Iraragorri, partió del puerto de Santander en un barco lujo, tal y como señala Rafa Garrido, encargado del museo del Athletic de la peña Medina de Pomar, quien ha realizado un extenso estudio sobre aquella gira. No era el primer viaje de este estilo, pues un año antes el Athletic ya hizo una gira por las islas Canarias, pero nunca habían llegado tan lejos como entonces. La primera parada fue en La Habana, en Cuba, donde disputaron algún encuentro, no registrados como tal por el club en su excelsa página web. Para sorpresa de los futbolistas rojiblancos, que quedaron bastante extrañados con la superficie sobre la que fajaron, aquellos partidos se disputaron en campos que eran mitad de tierra, mitad de hierba. Tiempo después caerían en la cuenta de que no eran estadios de fútbol, sino de béisbol.
Dejaron atrás la isla caribeña y se desplazaron hasta Veracruz, ya en México, donde fueron recibidos y agasajados como auténticos héroes. “Aquel Athletic era el vigente campeón de liga y les estaban esperando con los brazos abiertos. Es como cuando ahora viajan el Real Madrid o el Barcelona a cualquier lugar del mundo”, aclara Garrido.
En total disputaron cinco partidos, entre el 28 de julio y el 28 de agosto, dos de ellos ante el América, y los tres restantes contra Atlante, Club España y Necaxa, el equipo frente al que cerraron la gira, como ha sucedido también en esta ocasión. El rival anoche de los rojiblancos, les goleó por un contundente 4-1 que el periódico mexicano ‘Excelsior’ recogió en su portada con el siguiente titular: “Arrolló el Necaxa al Athletic”. Finalizado el partido, el equipo volvió a casa, pero no lo hizo de vacío. “Según el club, dijeron que fueron unas 50.000 o 60.000 pesetas, pero por lo que he podido investigar, se vinieron de vuelta con unas 100.000 pesetas, que en 1935 era un dineral. Aquello supuso cuadrar el presupuesto de la siguiente temporada sin ningún problema”, relata Rafa Garrido.
El miembro de la peña Medina de Pomar, bien conocedor de aquella gira y que en junio del año pasado reunió en la sede de la peña a descendientes de aquellos futbolistas del Athletic que realizaron la gira por México, se deshace en elogios hacia los jugadores que decidieron cruzar el charco para salvar las ruinosas arcas del club: “Hay que poner en valor lo que hicieron, que fue salir un 5 de julio y volver a mediados de septiembre para conseguir dinero para la empresa en la que trabajaban, que era el Athletic. Lo dejaron todo durante dos meses y pico”.
Careaga, Mundo...
Aquella gira tuvo varios nombres propios e historias diversas a nivel personal, algunas de ellas trágicas, como bien expone Garrido. “Ángel Careaga viajó a México y luego murió en la batalla de Villarreal. A su lado estaba José Iraragorri, que le vio morir. Se da la casualidad de que en el frente contrario, el de los requetés, estaba Guillermo Gorostiza, que gran amigo en el Athletic. De hecho ambos salen juntos en muchas fotos”, narra.
Otra historia curiosa es la de Mundo Suárez. “Aquel equipo que viajó a México se deshizo después de la Guerra Civil. Mundo, por ejemplo, que luego hizo carrera en el Valencia, solo jugó con el Athletic en aquella gira. Era muy joven, lo cedieron al Barakaldo y cuando estalló la guerra apareció en el Valencia. Tras la guerra el Athletic le quiso recuperar, hasta mandó a la Federación un escrito diciendo que el jugador era suyo, que estaba cedido en el Barakaldo, pero el Valencia en la época tenía buena mano con el régimen franquista y sacaron una ley diciendo que los jugadores en campo enemigo cedidos no tenían ninguna validez. Mundo se quedó en el Valencia y fue máximo goleador del equipo en varias temporadas. Incluso en una final de Copa la perdió el Athletic contra el Valencia con gol de Mundo”, concluye Rafa Garrido. Historias de una gira que salvó al Athletic.
El club recaudó unas 100.000 pesetas en su tour por México en 1935, que le enfrentó ante el Necaxa
Jugadores del Athletic en la gira por México de 1935.
(Foto cedida por familiares de los jugadores del Athletic en esa época)
(Foto cedida por familiares de los jugadores del Athletic en esa época)
sábado, 22 de julio de 2023
La huella del primer gran portero del Athletic
Artículo publicado por Aitor Martínez en el diario Deia el 15/07/2023
La historia del Athletic, con el máximo de los respetos hacia los cientos de futbolistas que han defendido sus intereses en los 125 años de vida de la entidad, se podría escribir perfectamente a través de sus porteros. La figura de José Ángel Iribar, el Txopo, es la más venerada; pero antes y después de él hubo lugar para otros genios de la portería, ilustres rojiblancos que dejaron su sello en el club. Unai Simón está llamado a coger el testigo de Andoni Zubizarreta, el ya citado Iribar, Carmelo Cedrún, Raimundo Lezama o Gregorio Blasco, protagonista de estas líneas, que fue el primer gran portero del Athletic.
Nacido en Mundaka en junio de 1909, debutó como león en octubre de 1927 en un encuentro del Campeonato Regional ante el Barakaldo. A aquel primer choque le siguieron otros 202 para completar una marca personal de 203 partidos en once temporadas. La Guerra Civil le llevó al exilio en México, donde continuó con una carrera de leyenda. Ganó cuatro ligas con el Athletic, entre ellas la primera en la historia de la entidad bilbaina, cuatro Copas y fue el portero menos goleado en liga en tres ocasiones, lo que le hizo conquistar tres trofeos Zamoras, repartidos con carácter retroactivo por el diario Marca, que comenzó a repartir dicho título en 1959.
Su huella se mantiene imborrable en Ciudad de México, donde pasó sus últimos años de vida, hasta que falleció en 1983 tras una larga enfermedad. En el país azteca se convirtió en un ídolo del Club España, con el que conquistó también varios títulos y donde ejerció de entrenador de las categorías inferiores. También jugó en el Atlante y tuvo un breve paso por Argentina, donde jugó en el River Plate. “Lo que más me impresiona de mi aitite –sostiene Goyo Blasco, su nieto y presidente de la peña México Athletic, en cuya sede, ubicada en la Euskal Etxea recibe a DEIA–, aparte de los gran futbolista que era, es que todo el mundo le quería. No tenía un solo enemigo. Era muy querido en Bilbao y aquí en México. Era serio, muy educado. Toda la gente que en estos años me ha hablado de él, porque le conocieron, lo ha hecho con buenas palabras”.
La pasión que Blasco sentía por el Athletic se la trasladó primero a su hijo y entre los dos, a Goyo, el nieto. “Fue como por ósmosis. Cuando nací, en el hospital decoraron la habitación con muñecos rojiblancos. No tengo muchos recuerdos de mi aitite, porque murió cuando yo era un niño, pero sí recuerdo ir a su casa a visitarle. Mi aita sí me habló mucho de él. Decía que era reservado. Le llamaban El Monje cuando jugaba con la selección de Euzkadi. Sus compañeros se iban de fiesta y él no, se quedaba a descansar”.
Tras recoger fondos para el Gobierno vasco con el combinado de Euzkadi, que realizó una gira por Europa y acabó en México una vez las tropas franquistas conquistaron Hegoalde, Gregorio Blasco no regresó a casa más que de manera puntual. Hizo vida en el país norteamericano, pero en una de sus visitas a Bizkaia, en 1956, coincidió con el Athletic campeón. “Mi aita me contó que fue a San Mamés por primera vez en mayo de aquel año. Y claro, como todo el mundo conocía a aitite, le metieron en el vestuario y después le hicieron hueco en el Ayuntamiento de Bilbao en los festejos del doblete. Recuerdo que aita se quedaba asombrado porque aunque había dejado su tierra hacía 20 años, la gente le paraba por la calle, le reconocía”.
El despeje de puños
Sin cámaras de vídeo que inmortalizaran los encuentros de la época y apenas un puñado de fotografías que han sobrevivido al paso del tiempo, bien resguardadas por la familia Blasco, para quienes no le vieron jugar en vivo y en directo, resulta difícil imaginar en qué aspectos destacaba Blasco. Por ello, su nieto, que ha absorbido todo lo que le contó su aita, sostiene que sobresalía en las salidas por alto: “Sin duda, era muy característico el poder que tenía para salir por alto. Y eso que era bajito, apenas medía 1,75 metros. Su despeje de puños debía de ser impresionante. Cuentan que llegaba hasta el centro del campo desde su área y claro, la gente se quedaba impresionada”.
Quienes le conocieron en México no solo se quedaron impresionados con esa virtud de la que hacía gala, también con sus vestimentas, muy características y nada habituales por tierras aztecas. “Fue el primer portero en jugar con guantes en las ligas mexicanas y argentinas, que cuando aquello nadie usaba. Además, jugaba con un suéter de portero como de cuello de tortuga y la gente mexicana se quedaba impresionada porque el clima aquí no es el mismo que en Bilbao”.
Reconocimiento
Pocos días después de la muerte de Gregorio Blasco, San Mamés le rindió un caluroso homenaje, una forma de poner en valor todo lo que hizo por el Athletic en su etapa en el club. Claro que el más especial tuvo lugar hace apenas unos meses, en enero, cuando en su Mundaka natal inauguraron una calle con su nombre. Su nieto aceptó de buen gusto la invitación trasladada por la alcaldesa y viajó a Bizkaia para estar presente en un día tan señalado.
Todo surgió en un trayecto en metro antes de un partido entre el Athletic y el Sevilla en 2014. “Yo estaba con mi aita –fallecido hace poco más de un año– y se nos acercó una persona. Le preguntó si era Blasco y se presentó como Kepa Larruzea, que ahora es el presidente de la peña que lleva el nombre de mi aitite en Mundaka. Le informó que quería montar una peña y claro, le ayudamos con el logo y, por supuesto, nos hicimos socios de la misma”, relata Goyo Blasco. Entonces, además de la peña, Larruzea impulsó el cambio de nombre de una de las calles de la localidad costera. “Hizo un trabajo tremendo y logró que a la calle junto al polideportivo se le pusiera el nombre de mi aitite. Fui en 2019 a Mundaka, me reuní con la alcaldesa y me dio la carta en la que explicaban el cambio del nombre. Era algo que no esperábamos y supuso una alegría inmensa para toda la familia”, concluye.
Es la huella de Gregorio Blasco, que conduce hasta Ciudad de México, donde se tuvo que exiliar. El recuerdo del primer gran portero del Athletic, un club que si puede presumir de algo es de los muchos y muy buenos guardametas que han defendido su portería en los 125 años de existencia de la entidad.
Goyo Blasco, actual presidente de la peña México Athletic, desgrana la figura de su aitite, Gregorio Blasco, mito del conjunto rojiblanco, con el que ganó la primera liga de su historia