lunes, 31 de enero de 2011

El origen de la palabra 'ALIRON'

La palabra ALIRON, termino que se utiliza tras la consecución de un título por parte del Athletic, tiene su origen en el pasado industrial y minero de Bizkaia.

A finales del siglo XIX se descubre en Bilbao, muy cerca de la ría, unas minas de hierro con una extraordinaria pureza de mena. Los ingenieros y directivos eran fundamentalmente ingleses. Entonces se trabajaba a destajo y el pago se hacía según la productividad de los picadores. De esa forma el salario era proporcional al grado de pureza del mineral extraído. El máximo correspondía a la calidad all iron (todo hierro). Esa etiqueta pasó a ser alirón. Esto originaba entre los mineros muestras de alegría ya que eran recompensados con una paga extra. En seguida se asoció con el deporte futbolístico, que los ingenieros ingleses habían traído a Bilbao. A principios de siglo ya se había compuesto el pareado: "Alirón, alirón el Athletic campeón".

Alirón, alirón, el Athletic, campeón
El origen del pareado se debe a que unos hinchas que venían exultantes de un partido ganado, recalaron en el Salón Vizcaya, un cabaret de la calle San Francisco, donde una cupletista, llamada Teresita Zazá, cantaba una canción: "En España triunfa la canción del alirón/ y no hay chico deportista que no sepa esta canción./ Y las niñas orgullosas hoy le dan su corazón/ a cualquiera de los once del Athletic campeón/ Alirón, alirón, alirón, pon, pon, pon, pon". Los hinchas aportaron un final alternativo: "Alirón, alirón, el Athletic, campeón".

jueves, 20 de enero de 2011

Recuerdos de infancia en rojo y blanco

Artículo publicado en el número 20 de la revista Athletic Club
(Diciembre 2008)

Javier Conde, atleta paralímpico

Javier Conde, atleta paralimpico
Escribo estas líneas mientras sigo por la radio el partido del Athletic contra el Numancia, espero que hoy no se nos escape la victoria para poder estar un poco más tranquilos.

Tengo recuerdos de mi infancia en los que el Athletic era el protagonista en las historias que contaban mi amama Teófila y mi madre Juana Mari sobre la grandeza del Club y sus jugadores.

En una caja guardo fotos en las que estoy junto a mi primo, los dos en Ourense con el traje del equipo y dando patadas a un balón de plástico así como aquel carnet de un torneo del Athletic en el que participé en Lezama.

Jugaba al fútbol en los infantiles del Indartsu, y el entrenador y su ayudante nos metían a toda la chavalería en el coche y nos íbamos a San Mamés a ver a los 'Leones'.

Al llegar al campo siempre dirigía la mirada al arco (todavía me sigue impresionando) y recuerdo que se me hacía interminable la espera de aquellos pocos minutos que faltaban para el comienzo del partido. Siempre llegaba ronco a casa y en alguna ocasión con los ojos rojos porque las cosas no habían ido bien, muchas noches en mis sueños me veía corriendo la banda de San Mamés junto a mi ídolo Txetxu Rojo.

Ya de adulto, cuando he tenido que ir a competir al extranjero, llamaba a casa para saber cómo estaba la familia y después preguntar por el resultado del partido del Athletic. Ahora con internet es más sencillo.

Creo que, en la actualidad, estamos viviendo un momento muy complicado para el Club. Cualquier equipo de la Liga tiene su plantilla repleta de jugadores extranjeros y, para poder estar a este nivel, la única fórmula pasa porque la plantilla sea profesional y se emplee a fondo, tal y como lo hace la hinchada partido tras partido, a pesar de los malos resultados.

Deseo que podamos seguir con nuestra filosofía y que todos nuestros niños sigan soñando con correr la banda junto a sus ídolos.

domingo, 9 de enero de 2011

La fundación y el Café García

Decididamente el fútbol estaba a punto de calar hondo en la sociedad vizcaina, son los últimos años del siglo XIX. Fueron ingleses, sí, quienes lo trajeron al tiempo que se acercaban en sus bergantines en busca de mineral del rico subsuelo bilbaíno. Minas y fútbol eran entonces dos conceptos inseparables, como lo fueron también al otro lado de la península, en Huelva, donde aquel extraño deporte estaba echando raíces con la misma seriedad.

Llegó de Inglaterra, y por la Ría, con un balón en las bodegas de aquel bergantín que fue desembarcado en aquella campa bilbaína que ya para siempre quedaría bautizada como "Campa de los Ingleses", aunque con el tiempo su aspecto iba a distar mucho de lo que en realidad es una campa.

Aquella semilla prendió pronto y con fuerza. A finales de siglo todo el mundo hablaba del "foot-ball" como algo que enriquecía el espíritu y desarrollaba el físico. De ahí que fuera en un gimnasio, el Zamacois, donde aquel deporte lograría sus primeros practicantes más o menos en serio. Eran todos aquellos que escasamente estaban facultados para practicar la pelota o el remo, deportes que desde siempre han calado muy hondo en la sociedad vasca.

Se estaba empezando a colocar la primera piedra en la fundación del Athletic, que en un primer momento se dio en llamar Bilbao Foot Ball-Club, y que tuvo en siete hombres, los siete "magníficos", unos entusiastas fundadores. Juanito Astorkia fue una figura destacada, junto con Alejandro Acha, los hermanos Iraolagoitia, Montero, Enrique Goiri y Luis Márquez. Decían que el nuevo deporte era cosa de once, pero ellos se empeñaron en formar un equipo a toda costa. Y como para ello era fundamental encontrar un escenario adecuado, se montaron en el tren que hacía el recorrido Bilbao-Las Arenas a la búsqueda visual de un terreno apropiado. Lamiaco era ese lugar. Y allí, en Lamiaco, junto al paseo de Zugazarte, iban a verse los primeros partidos en serio del Athletic. Sería poco después de que el fútbol cobrara carta de naturaleza ampliándose los escenarios a otros lugares en los que jugaban otra gente, como en la campa de la vega de Santa Eufemia, por Neguri...

Carlos Castellanos había sido, casi sin él saberlo, el primer presidente de aquel equipo llamado Bilbao Foot Ball-Club, y así queda reflejado en los anales de la historia, a pesar de que Castellanos apenas sí pudo ver los posteriores resultados, falleciendo en 1903. Así que cuando llegó el nuevo siglo, Bilbao ya sabía lo que era tener un equipo de fútbol, solo que aquel 5 de febrero de 1901...

Ilustración del Café García
Ese es un día vital para explicar los orígenes del Athletic como tal club. Sucedió en una de aquellas habituales tertulias del café García, en plena Gran Vía bilbaína. En sus instalaciones tuvo lugar la primera reunión entre los chicos del Gimnasio Zamacois y futbolistas del Bilbao F.C. para nombrar una comisión organizadora –presidida por José María Barquín, Juan Astorquia y Enrique Goiri–, cuyos trabajos derivarían el 5 de septiembre de 1901 en la creación del Athletic club.

El acta de tan memorable asamblea señalaba que se declaraba abierta la primera sesión de la sociedad y que presentaba al Gobierno civil para su aprobación copia del acta, a fin de dar cumplimiento a las disposiciones legales sobre constitución de sociedades, y que se aceptaba el ofrecimiento del Bilbao Foot-ball “para, en unión de dicho club, arrendar al señor Aguirre los terrenos de Lamiaco con destino a campos de juego”. Puede que fuera en el mismísimo Café García donde el club bilbaíno acordó la equipación del equipo.

Deseosos los jugadores de contar con uniforme propio, el Athletic dio en vestirlos con camiseta blanca y pantalón azul. Un inglés conocido como mister Moser quiso donar un lote de camisetas inglesas, presentando para ello y como modelo, el maillot profesional tipo standard, hechura apropiada de Middlesbrough y de los doks del Támesis. Para entonces, ya la red había sido patentada por un tal mister Brodie, de Liverpool. Total que, al poco, llegaron al café unas camisetas mitad blancas y mitad azules, si bien el escudo del club lucía los colores del famoso Consulado bilbaino.

(Fuente: Equipos con historia: Athletic Club y Periódico Bilbao)

Ser del Athletic

Cuentan que cierto capitán de barco enarboló en lo más alto del buque la bandera del Athletic. Al fin y al cabo el equipo rojiblanco, su equipo, acababa de ganar un partido importante según le había comentado por la vía de urgencia el radiotelegrafista. Las autoridades portuarias, con todo un problema enfrente, porque no conocían esa bandera, llegaron a pensar que el barco estaba en cuarentena.

Cuentan que cierto misionero se puso en la dura tarea de andar más de cuarenta kilómetros a través de la selva para saber por cualquier medio "si por fin somos campeones los del athletic".

Cuentan que en pleno diluvio de balas, allá en la lejana Nicaragua, cierto hincha le decía a su compañero de peligro, mientras escuchaba un transistor: "No está todo perdido, acaba de marcar Noriega en Valencia". Era el año 1984.

Y lo cuentan porque todas esas anécdotas son ciertas. Esas y algunas otras no menos increíbles que sirven como pocas definiciones académicas para saber lo que es el Athletic para sus socios, sus seguidores, para Bilao y, en fin, para todos aquellos que más lejos o más cerca de San Mamés llevan los colores rojiblancos tan dentro como sus propias vísceras.

De Carlos Castellanos, a Fernando García Macua. De Mr. Shepherd a Mr. Caparros. De Juanito Astorkia, a Gurpegi. De Lamiaco, al actual y mundialista San Mamés..., entre aquel lejano 1898 y la primera década del siglo XXI el Athletic a formado parte misma de él. Quizá por eso entre aquel primer presidente y el último; entre el primer entrenador y el último; entre el primer capitán y el último; entre el primer campo y el actual estadio no existe sino la diferencia propia del paso de los años, porque algo sigue siendo, y así seguirá, común a todos ellos, la necesidad de identificar a unos colores, los rojiblancos, con una forma de ser. Alguien dijo que ser del Athletic es respetar al adversario y aceptar las derrotas simplemente como el preludio de una próxima victoria rojiblanca.

(Fuente: Equipos con historia: Athletic Club)

martes, 4 de enero de 2011

Ya quisieran muchos su drenaje

San Mamés tiene entre sus innumerables "titulos" uno que sobre el papel puede no parecer de gran importancia, pero que a la hora de ver el balón correr sobre el césped es importantísimo, sobre todo en los campos de la ribera del Cantábrico: su más que cuidadísimo drenaje. El césped de La Catedral es uno de los que mejor absorbe el agua de lluvia de todos los estadios españoles y apenas se forma el incómodo barro que frena el balón y hace más pesado y duro el juego sobre él. Siempre, en la medida de lo posible, se ha cuidado este importante aspecto -fue uno de los primeros campos en los que el césped se cubrió con plásticos los días de pertinaz lluvia- y por eso no valen excusas: En San Mamés, quien no juega bien, no puede culpar al césped.

(Fuente: Athletic, orgullo de una afición)

lunes, 3 de enero de 2011

Oigo al Athletic en mis navegaciones

Artículo publicado en el número 18 de la revista Athletic Club
(Agosto 2008)

Unai Basurko, navegante

Unai Basurko, navegante
Mis primeros recuerdos sobre el Athletic son como creo que son para la mayoría de la gente de mi época. Primero el Bilbao Athletic de los hermanos Salinas y compañía, tardes de radio y años más tarde la locura, las Ligas y las Copas con Zubi, Urkiaga, Goiko... Bizkaia y el Athhletic éramos uno.

Con uno de los veleros en los que me crié, el 'Portu', acompañamos a la Gabarra en su subida por la Ría. Curiosamente llevábamos una vela de nuestros colores a rayas rojas y blancas. He tenido la suerte de ser vecino y amigo de Jose Luis López Panizo y escuchar en primera persona sus innumerables éxitos y experiencias, que marcaron una época de excelente fútbol y algo más que amistad entre los jugadores, como cuando Zarra me contestó cuando le dije que teníamos un amigo en común y mencioné a 'Pani', Telmo me corrigió diciéndome lo siguiente: "Pani no era mi amigo, era mi hermano".

Creo que el espíritu de sacrificio y entrega, amor al fútbol y a los colores, la conciencia de representar a un pueblo y la amistad entre jugadores, por no hablar de su sencillez, deben ser valores siempre presentes en nuestro Athletic.

Durante mis navegaciones siempre saco un rato para escuchar el partido del Athletic por muy lejos que me encuentre. Crucé Cabo de Hornos mientras Aduriz metía un 'bakalao' y en otra ocasión la vela mayor se me rompió frente a las costas de Argentina justo cuando nos metían un 'txitxarro'.

Los temporales, las calmas, la soledad... son más llevaderas cuando escucho por la radio a nuestro Athletic. Si ganamos, tu casa, tu gente querida, tus sentimientos, los puedes casi tocar. Me da igual que no ganemos Ligas ni Copas, aunque por supuesto sueño con ello, me siento orgulloso y feliz de llevar muy dentro los colores de mi equipo.

Sólo pido que nunca dejemos de rugir y sigamos siendo un ejemplo de sentido común y unión entre jugadores, afición y directiva en este fútbol moderno cada vez más desvinculado de sus orígenes. Por todo ello, cuando fui invitado a hacer el saque de honor en La Catedral fue el mejor reconocimiento que puede recibir como hincha que soy del Athletic.

Buen viento Athletic eta beti aurrera!!!